Hace días hice referencia a una novela de Cixin Liu, “El Problema de los Tres Cuerpos”, haciendo paralelismos con los equilibrios que tiene que hacer las pymes para mantenerse estables en un entorno convulso.
Ahora acabo de leer un libro de relatos cortos, también de Cixin Liu, que se titula “Sostener el Cielo”. Uno de los relatos ‘Migración en el tiempo’ habla de un planeta Tierra devastado por la crisis climática. Hambre y desolación fuerzan a un grupo escogido de 200000 personas a viajar al futuro en busca de un entorno más favorable.
Si tienes intención de leerlo, no sigas, voy a destriparte un poco la historia…
Viajan 120 años al futuro, y se encuentran con una Tierra desolada, yerma y casi sin vida. Imposible quedarse.
Viajan nuevamente a 600 años de distancia temporal. Encuentran una Tierra aséptica, con vidas, pero sin almas. Las personas se limitan a llevar una vida segura, pero carente de emociones y de cambios. Muchas llevan chips implantados. Evidentemente, los migrantes no se quedan.
Vuelven a saltar en el tiempo, hasta 1000 años en el futuro. ¿Qué se encuentran? Una Tierra sin árboles, montañas o ríos, donde las personas son entes digitales cuasi-eternos donde cada cual vive sus historias en un mundo cuántico totalmente digital.
Viven al margen de la realidad. El mundo real les es ajeno y no les importa, están mejor en un mundo donde pueden hacer realidad todo lo que quieren.
Vuelven a dejar esa Tierra que le es extraña.
En su último salto al futuro llegan hasta el año 12000. Descubren una Tierra totalmente renovada. La naturaleza ha vuelto, las montañas, los mares, los árboles, las plantas e incluso algunas especies animales. Pero ni rastro de humanos.
La reflexión que hace el máximo responsable de los migrantes es muy acertada…
¡Mirad la tierra, vestida de verde; es nuestra madre! ¡Es el origen de nuestra fuerza, el sustento de nuestra existencia, el destino de nuestro reposo final!
¡La humanidad seguirá cometiendo errores en el futuro, seguirá atravesando desiertos de miseria y desesperación, pero siempre y cuando permanezcamos arraigados a la madre tierra no desapareceremos como ellos; no importarán las dificultades que enfrentemos, la vida y la humanidad perdurarán!
¡Ciudadanos, este es ahora nuestro mundo! ¡La humanidad inicia un nuevo ciclo; y lo iniciamos sin nada, que es todo aquello de lo que una vez dispusimos!
La humanidad se reinicia, vuelve sobre sus pasos y conecta de nuevo con su realidad más esencial.
¿Un relato de ciencia ficción o una posibilidad que se está haciendo realidad?
Este relato, además de estar muy bien contado (no me esperaba menos de Cixin Liu) me hace pensar en la avalancha de cambios tan profundos y rápidos que estamos viviendo todos nosotros en los últimos años.
Un ejemplo. Según muchos estudios, las nuevas generaciones prefieren comunicarse a través de aplicaciones que en persona. No acierto a saber la razón de esto, más allá de la inmediatez.
Por otro lado, la digitalización está cambiando la forma de trabajar, nuestro tiempo de ocio, nuestros hábitos de compra y hasta nuestra forma de procesar la información. Cada vez más, nuestro día a día pasa a través de circuitos y pantallas.
La capacidad analítica y crítica corre riesgo de desaparecer ya que cada vez consumimos más información en menos tiempo. No se consultan fuentes, no nos paramos a reflexionar, damos por válido lo primero que vemos o que encontramos en la red.
Las inteligencias artificiales están sustituyendo trabajos mecánicos y repetitivos. Y empiezan a hacerlo en otros más creativos e incluso en aquellos que requieren decisiones críticas, como la Sanidad, el Derecho o la dirección de empresas y personas.
Parece ser que desaparecerá el dinero real, sustituyéndose por el digital.
El Metaverso promete un mundo donde todo aquel que quiera va a poder vivir la vida que no puede en el universo real. No seremos una memoria de silicio, pero sí un avatar en este espacio imaginario.
A mí todo esto me hace pensar en una evolución hacia algo que no sé si finalmente desembocará en un universo totalmente digital o bien el proceso llegará a un punto donde se produciría un frenazo en seco y una vuelta atrás. Algo parecido a lo que describe Cxin Liu en el relato.
Pero en estos momentos, lo que veo es un cambio de paradigma en el que todo pasa por una red de sistemas y aplicaciones que filtra, adapta y presenta la realidad acorde a como están diseñados y a sus propios objetivos.
¿Todo esto te parece una fantasía?
Es posible que hoy lo sea. Solo estoy dando datos y tendencias reales que se están produciendo hoy mismo. Quizás se tarde más o menos tiempo, pero todo indica que lo físico va perdiendo terreno frente a lo intangible. ¿Qué hubieran dicho nuestros abuelos hace 50 años si les dices que ibas a poder hablar con una inteligencia artificial como con ellos mismos?
Y es que nuestra capacidad de asombro ya casi no existe, a la par que la asimilación de los avances es cada vez más lenta.
¿También las pymes se desconectan de la realidad?
Para las empresas, y para el marketing estratégico en particular, esta evolución tiene importantes consecuencias. Ya no vale tener un buen producto o una buena marca, ni siquiera hacer buenas campañas de comunicación. Las reglas ahora están cambiando. Ahora es el canal o soporte donde la gente interactúa el verdadero campo de batalla, al menos en mercados B2C. En el mercado B2B parece que todavía importan la confianza en la marca, la seguridad y la calidad, o eso creo.
Y el problema no es que sea Amazon, Instagram o el Metaverso el campo de batalla, sino lo que está detrás de ellos, esa intrincada programación donde conocer el algoritmo se convierte en objeto de deseo de cualquier experto en marketing que se precie. ¡Qué más da si no conocemos el mercado o las necesidades de los clientes!
Centramos los esfuerzos en estar alineados con el algoritmo que toque, en ser relevante para este y nos olvidamos de la esencia de nuestro negocio, nuestros valores y nuestro objetivo como empresa. Ya de los clientes ni te hablo.
Si a todo lo anterior añadimos los pixels de seguimiento que están presentes en todas las aplicaciones y programas que utilizamos, el panorama es todavía más sombrío. Como señala -y acusa- Bob Hoffman desde hace ya mucho tiempo, estamos ya en la era de la publicidad basada en el seguimiento del usuario.
La selección del target debería generarse a partir de datos no intrusivos, no personales o disponibles públicamente, lo que Bob llama «targets limpios». Pero la selección del target mediante el espionaje de individuos desprevenidos (es decir, el rastreo), lo que llama «selección de targets sucia», es errónea y peligrosa.
¿Prohibir este tipo de rastreo curaría todos los males? No. Pero es por donde tenemos que empezar si de verdad queremos hacer algo con respecto al peligroso camino que estamos recorriendo y que está erosionando constantemente los derechos de privacidad de las personas además de alejarse de una estrategia comercial y de marketing ética y responsable.
En fin, sigo viendo a muchas empresas muy alejadas de su territorio competitivo natural, el que tiene productos, marcas, potenciales clientes, posibles aliados, mercados sin explotar, competidores y un sinfín de realidades que parece ser que se están siendo dejadas de lado en beneficio de las plataformas digitales, basadas en chips y en programas informáticos.
Me pregunto si el Humanismo Digital del que tanto se habla llegará un día a ser una realidad en las estrategias empresariales. O, por el contrario, seguiremos un camino como el que los migrantes del relato de Cxin han recorrido. Con todo lo que conlleva.
La verdad es que no lo sé.
Mientras tanto, el pensamiento estratégico debería ser el ancla en la que amarrar nuestras empresas a una realidad de la que, por nuestra propia supervivencia, no deberíamos separarnos.
(Imagen de portada generada por Bing Image Creator, de Microsoft, utilizando una versión mejorada de DALL-E, la IA de OpenAI).
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