El titular puede parecerte fuera de lugar, inadecuado, incluso insensible ante el tsunami que estamos viviendo todos sin excepción estos días. No es ni mucho menos mi intención minimizar la realidad a la que nos enfrentamos, empezando por las graves consecuencias que está teniendo en la salud de todos nosotros. Todo lo contrario. La prioridad en estos momentos es cumplir estrictamente con todas las recomendaciones que marcan las autoridades para, sobre todo, minimizar el riesgo de contagio del Covid-19. Y eso pasa por cumplir un férreo confinamiento, aquellos que no tengan que salir de su domicilio por razones justificadas. Así reduciremos la cadena de contagio.
El confinamiento, sin embargo, no debe significar un aislamiento de lo que es nuestra actividad profesional. Es más, creo que debemos aprovechar esta obligada situación para poder mirar un poco más allá de lo que tenemos en primer plano, el virus, y ser capaces de dedicar el tiempo que ahora tenemos, para la reflexión y el análisis. Un gran artículo de Xavier Marcet que me han pasado recientemente, titulado “Los otros virus”, me ha hecho reflexionar y, en cierto modo, es lo que me ha llevado a escribir este post. En el artículo, Xavier comenta que “es el momento de aprender de las experiencias de estos días de pandemia para desescalar burocracias, diseñar agilidades y desaprender obsolescencias”. En definitiva, nos está diciendo que hay que replantearse cuestiones acerca de nuestro modelo de negocio que, hasta ahora, por falta de tiempo o por inercias del pasado, no habíamos siquiera imaginado. El necesario parón al que nos obliga este virus es la oportunidad para tener un tiempo de reflexión tranquila para analizar qué estamos haciendo, por qué y para qué.
Lo primero: TRANQUILIDAD. Esto es fácil decirlo, sobre todo en aquellas pymes o autónomos que hayan tenido que cerrar, bien por obligación, bien por necesidad. Ante esto, no hay que caer en la desesperación o la angustia. Esto que estamos pasando es temporal, pienso que durará menos de lo que muchos agoreros piensan y que la curva de recuperación se producirá también en un tiempo no muy largo. Afortunadamente, las familias y empresas no están sobre-endeudadas, como en 2008, y ello será clave para que la demanda se recupere antes. ¡Ah!, y no olvides el optimismo y el humor para sobrellevar al trance. ¡Hay que desdramatizar!
Segundo: AJUSTAR LA ORGANIZACIÓN A LAS CIRCUNSTANCIAS REALES. Dentro de lo posible, hay que intentar reducir el negocio a lo mínimo para que pueda operar (si es factible) en condiciones aceptables. Negociar con proveedores, ajustar plantillas, reducir stock y flexibilizar condiciones con clientes son solo algunas cosas que podemos ir implementando, al menos a corto plazo. La clave es que todos los actores que se relacionen con nuestra pyme (que están más o menos igual que nosotros) colaboren en igual medida hasta que la situación se estabilice.
Tercero: NO PODEMOS DESAPARECER SIN MÁS DEL MERCADO. Hay que comunicar a todos con los que nos relacionamos: clientes, proveedores, colaboradores, plantilla, instituciones financieras, medios de comunicación… que nuestra empresa sigue ahí, que estamos ajustando los procesos para poder seguir dando servicio (si podemos) o de restablecerlo en cuanto pase lo peor de la crisis.
A partir de estas tres primeras acciones, que ya conllevan un importante paso adelante para adaptarse a esta situación concreta y excepcional, propongo abrir un espacio para poner en cuestión nuestra idea de empresa. Tenemos que dedicar una parte de nuestro tiempo a poner en duda muchas verdades que ahora puede que no lo sean tanto. Mi impresión, y la de muchos que estoy leyendo y oyendo estos días, es que saldremos de esta con unos nuevos valores, más humanos y menos materialistas, y por eso tenemos que estar preparados ante un escenario quizás nuevo, aunque también lleno de oportunidades.
Acabo de leer una entrevista a François Chartier, actualmente el mayor experto en aromas del planeta. Su historia viene como anillo al dedo para lo que quiero explicar. François tuvo que cerrar su empresa en el año 2000 debido a una crisis. Fueron casi dos años y además cayó enfermo. Pero ese momento peligroso le hizo reflexionar, aprendió a utilizar su conocimiento de manera diferente y se abrió una oportunidad para reorganizar su vida. Hoy se acuerda de esa experiencia y la cita como un momento muy especial que le permitió emprender, con éxito, su profesión actual.
En nuestro caso concreto, tenemos que ser capaces de parar un momento y analizar qué estamos haciendo con nuestro negocio. Lo ideal es hacerse preguntas como:
- ¿Cuál es la razón de mi negocio?
- ¿Estoy haciendo bien las cosas? ¿Son mis procesos los correctos?
- ¿Qué estoy aportando a la sociedad? ¿Puedo aportar otras cosas?
- ¿Tengo al equipo que necesito? ¿Está formado y motivado?
…
Son solo algunos ejemplos de cuestiones que quizás nunca os habéis planteado. Pues bien, ahora es el momento de hacerlo. La sociedad que salga después de esta pesadilla que estamos viviendo quizás sea diferente a la que hemos conocido, donde de valorarán otros factores que antes nos pasaban desapercibidos. Lo que antes no tenía importancia, es posible que después sea esencial y, por el contrario, lo que antes nos parecía importante, resultará que no lo era tanto. Sé que es difícil abstraerse es una situación como la que vivimos, pero es una necesidad vital que aprovechemos el momento, que es ahora, para reconsiderar nuestra aportación como pyme a la sociedad.
No tengas miedo a que las conclusiones de tu análisis te lleven al botón de reinicio o incluso a empezar un nuevo proyecto. Las oportunidades están siempre ahí, solo hay que saber encontrarlas. Como muestra, tienes el ejemplo de empresas españolas que nacieron en plena crisis de 2008 y han sido un éxito: Monapart (2010), dedicada a la venta y alquiler de viviendas singulares, Viajabien (2009), orientada a viajes de empresa, grupos, estudiantes, incentivos… o la cadena de restaurantes Más que Menos (2011). Dedica tiempo estos días a repensar tu negocio, será un tiempo bien invertido y quizás a la vuelta de la esquina estén esperándote nuevos e ilusionantes retos. ¡No te quedes parado!