¿Te provoca ansiedad la incertidumbre? ¿No tienes claro el camino que debes seguir en tu actividad empresarial? ¿Tienes dudas sobre si tus decisiones son las correctas? Tranquilo, no estás solo. Todos nos sentimos igual.
Las personas, incluso ya desde niños, necesitamos certezas, seguridad, entornos estables y predecibles, es natural. Pero ciertamente la vida no es así, ni el universo. A pesar de lo que podamos pensar, la mayor parte de los acontecimientos que se suceden tienen un alto comportamiento aleatorio, más aún en sociedades tan conectadas e interrelacionadas como las actuales. No es posible predecir con acierto casi ningún aspecto de nuestro devenir y, a pesar de todo, seguimos construyendo entorno a nosotros islas ficticias de paz y estabilidad.
En el mundo de la empresa estamos acostumbrados a pensar siempre en el futuro. Realizamos presupuestos, exploramos escenarios y desarrollamos planes estratégicos a corto y medio plazo. Con mayor o menor éxito, los directivos somos casi “adivinadores”, por más que contemos con información actualizada o informes de tendencias. Y, sin embargo, no podemos escapar a la aleatoriedad del mercado. Cualquier pequeño suceso ocurrido en la otra parte del mundo afecta a nuestro mercado local, desbaratando nuestros planes y obligándonos a rehacerlos.
Ese es el primer paso para reducir nuestra ansiedad ante la incertidumbre, reconocer que existe, que muchas cosas no son predecibles y que tenemos siempre que esperar lo inesperado.
Una vez aceptado lo anterior, tenemos que ser capaces de vencer la inacción o la parálisis ante decisiones de futuro. Pensar que hagas lo que hagas no valdrá para nada porque el mercado no es predecible no es una opción. Es en estos momentos cuando tienes que pensar que el mercado lo forman pymes y personas como tú, no es algo ajeno a ti. Y todos nos sentimos igual y tenemos que hacer frente a las mismas incertidumbres que tú.
Marcar objetivos para tu organización adaptándolos a una realidad cambiante es un reto, pero es un reto compartido por todos, y todos buscamos lo mismo, seguir siendo competitivos y generar valor a nuestros clientes. Por esa razón, la confianza tiene que ser el elemento clave para que podamos vencer nuestras dudas y tomar decisiones. La inacción conlleva que otros (el mercado o tus competidores) tomen las decisiones por ti, y es casi seguro que estas no te van a beneficiar.
La resiliencia, uno de los términos de los que más se habla en estos días por las circunstancias por las que estamos atravesando, es, desde un punto de vista empresarial, y según el Worl Economic Fórum, la capacidad de una organización para anticiparse, prepararse, responder y adaptarse a las disrupciones o cambios para mantenerse y prosperar.
No es una capacidad innata, no nacemos como empresarios resilientes, pero la buena noticia es que se puede entrenar y fortalecer. Tener una visión positiva de los cambios en el entorno -mercado, hábitos de los clientes, nuevas tecnologías…- realizar una autoevaluación de la organización -capacidades, recursos, valores, imagen de marca…- y replantearse nuevas y alcanzables metas es la mejor manera de entrenar la resiliencia. Siempre existe un camino y unas oportunidades para aquel que quiera lanzarse a por ellas.
Hace poco, uno de los responsables de una conocida bodega comentaba que su empresa, con más de 120 años de trayectoria, había sobrevivido a dos guerras mundiales, a una guerra civil, a multitud de crisis económicas de toda índole y ahora, afronta una pandemia mundial. A pesar de todo, la bodega ha sabido adaptarse a todos estos cambios, dramáticos o no, gracias a la innovación. Esto es solo un ejemplo de otras muchas empresas que, tras varios fracasos, se han ido levantando cada vez y siguen hoy peleando en lo más alto y con más fuerza.
Yo, como muchos otros profesionales del marketing y la comunicación estratégicos, estamos muy acostumbrados a la incertidumbre, al cambio constante. Es nuestro día a día.
“Nuestra aportación de valor a las pymes reside en buscar oportunidades de negocio donde parece que no existen, en detectar posibles nichos donde competir con éxito, en identificar nuevos productos o servicios que den mejor respuesta a lo que demanda el mercado, en crear estrategias que conecten los intereses cambiantes de los clientes con las posibilidades de cada pyme”.
En definitiva, sin ser magos ni adivinos, creo que lo que realmente hacemos es detectar las vías por las que la empresa puede transitar en tiempos convulsos. Ir siempre un paso por delante de lo que puede pasar en el futuro es solo una de las claves.
Ya sea tu negocio B2C, B2B o B2B2C, de cualquier sector y tamaño, el marketing cuenta con infinidad de herramientas para explorar, detectar y poner en marcha nuevas iniciativas estratégicas para tu negocio. Involucra a tus mejores profesionales en la creación de nuevas ideas y estrategias, no tengas miedo a la tecnología, es tu aliada, suma activos externos que aporten aire fresco y, sobre todo, enfoca tu negocio con optimismo. Siempre habrá clientes, por muchas crisis que pasemos. Siempre hay un camino y una oportunidad, solo hay que querer encontrarlo. Es época de oportunidades.