Contra la Inevitabilidad.

A las personas, por nuestra naturaleza, nos gusta vivir en un entorno de certidumbres, predecible y seguro. Parece ser que nuestro cerebro es el responsable de esta tendencia tan generalizada. Y, cuando las cosas dejan de ser predecibles, nos invade un estado de nerviosismo y estrés que muchas veces nos paraliza.

La crisis del coronavirus, la crisis económica, la guerra de Ucrania y otros muchos elementos inesperados recientes han puesto a prueba nuestra capacidad de aceptación, de resiliencia y de adaptación. Y en muchos casos no lo hemos sabido gestionar, sencillamente porque no estamos preparados para ello, nadie nos ha prevenido y carecemos de las herramientas adecuadas.

Si ya este efecto es muy pernicioso en las personas en su día a día, no es menor el impacto en las organizaciones.

Cada vez será más habitual que surjan factores externos negativos que impacten en nuestros negocios y expectativas. Pero la mayor parte de las estrategias empresariales no se han diseñado para escenarios inestables e incontrolables. Esto provoca una situación interna de desconcierto ante la imposibilidad de trazar una orientación de negocio que ofrezca cierta seguridad.

 

¿Qué efectos tiene en las pymes esta situación de incertidumbre?

 

  • Ante un estado de desconcierto es casi inevitable que se tomen decisiones precipitadas, impulsadas más por la reacción que por la reflexión, con consecuencias negativas.

 

  • Desánimo y sensación de derrota. Muchos optan por bajar los brazos y aceptar lo inevitable (con cierta ironía se dice…¡Que salga el Sol por Antequera!). La inacción también tendrá consecuencias negativas.

 

  • Los efectos no deseados serán más acusados en las pymes que no cuentan con una clara y sólida visión de su negocio, que en aquellas que sí la tengan.

 

  • Las consecuencias de lo anterior se trasladan a todos los integrantes de la empresa y llegan a afectar a clientes, proveedores y colaboradores. El mercado, al final, tomará buena nota de todo.

 

Lo evitable y lo inevitable (para tu empresa).

 

No puedes evitar…

 

  • La inflación creciente.

 

  • Las crisis geopolíticas.

 

  • El incremento de los costes de las materias primas y suministros.

 

  • La caída de la demanda.

 

  • Las leyes y decretos gubernamentales que se aprueban en estas situaciones.

 

  • Los virus.

 

 

Lo que sí puedes evitar (o reducir su impacto).

 

  • Carecer de una cultura empresarial clara y definida, ajena a los vaivenes externos.

 

  • Desatender la formación, bienestar y motivación de tus empleados.

 

  • Desconocer los cambios en el mercado y en el comportamiento de tus clientes.

 

 

  • Abandonar el análisis permanente de tu estrategia de negocio.

 

  • Renunciar a crear tu propio futuro como empresa.

 

  • Prescindir de la innovación como palanca para crear nuevas oportunidades de crecimiento.

 

 

¿Qué hacer en mi empresa frente a lo inevitable?

 

Lo primero, es cuestión de actitud. No aceptes sin más los efectos no deseados provocados por los cambios inesperados. ¡Rebélate!

 

  • Aprovecha los puntos fuertes que tiene tu pyme y construye con ellos estrategias que los pongan en valor.

 

  • Pon a tus clientes (actuales y futuros) en el centro de tus decisiones. Ponte en su lugar y actúa en consecuencia.

 

  • Utiliza la positividad y, ¿por qué no?, el humor, en tu gestión diaria.

 

 

  • Ten presente que las oportunidades siempre surgen en situaciones de cambio. ¡Estate alerta!

 

Y, como resumen, aceptar que la incertidumbre, como señala Andrés Pascual en su libro “Incertidumbre Positiva”, es nuestro estado natural y que, con ella, actuando bien, podemos encontrar las oportunidades que otros no ven.

 

No tengas la impresión de que esto que te cuento es palabrería o palabras huecas. Sé, como tú, que proliferan como nunca incontables consejos y claves de autoayuda, tanto en internet como en formatos físicos, y que muchos de ellos son muy fáciles de entender, pero imposibles de aplicar. ¡Y te doy la razón!

Pero este no es el caso. Ya Albert Ellis, uno de los padres de la psicología cognitiva conductual señalaba que La persona emocionalmente madura debe aceptar por completo el hecho de que vivimos en un mundo de probabilidades y de azar, donde no hay, ni probablemente jamás habrá, certezas absolutas, y debe darse cuenta de que no es para nada horrible.

Y muchos siglos antes, el filósofo griego Epícteto descubrió que Lo que importa No es lo que te sucede, sino cómo reaccionas a lo que te sucede.

Está más que demostrado que, ante la inevitabilidad de las cosas que nos suceden, una correcta actitud para hacerle frente es la mejor arma de la que disponemos. Y eso sí está en nuestras manos.

Si tienes que quedarte con algo de todo lo que te contado hasta aquí es que lo inevitable es algo que siempre estará presente, hagamos lo que hagamos. A partir de este principio, todo lo demás depende solo de nosotros, de nuestra actitud y de nuestras decisiones. Y nuestra fuerza como pymes no es aceptarlo sin más, sino demostrar que contamos con los mejores recursos para encontrar los caminos que siempre están ahí para continuar avanzando.

La fuerza la tienes en tu propia empresa. ¡Búscala y úsala!

 

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