Las barreras que te impiden realizar una buena estrategia de marketing no existen…salvo en tu cabeza.

Una de las principales preguntas que nos hacemos aquellos que intentamos acercar el marketing estratégico a las empresas es saber qué quieren estas.

 

Si les preguntamos a los empresarios y directivos no te dirán que quieren tener una marca fuerte, ser una empresa responsable o conseguir el afecto de los clientes, aunque luego sea esto lo que dicen de puertas hacia fuera. En «petit comité» casi todos, en realidad, nos dicen que buscan…

 

▶️ Más ventas.

▶️ Menos costes.

▶️ Más beneficios.

▶️ Todo lo anterior.

 

Aunque, sin que ellos sean conscientes, lo que en realidad quieren es…

 

✅ Tener tranquilidad.

✅ Gozar de estabilidad o de un crecimiento sostenible.

✅ Tener la confianza y seguridad de hacer lo correcto (lo mejor para su negocio).

 

Estos tres deseos, o lo tres a un tiempo, se pueden conseguir con más ventas, menos costes o más beneficios. O no. Pero nunca lo sabrán si no diseñan una estrategia de negocio y de marketing adecuada.

 

El problema es que muchos profesionales en las empresas, en especial pymes, contemplan ante sí unas «barreras infranqueables» que les llegan a asustar tanto que desechan cualquier iniciativa de planificar su estrategia de marketing.

 

¿Cuáles son esas barreras?

 

1️⃣ Sensación de que «hacer cosas nuevas» es un riesgo, es costoso y consume mucho tiempo.

 

2️⃣ «No estoy preparado». Falta cualificación en ellos mismos y en sus equipos.

 

3️⃣ «El marketing estratégico es solo para las empresas con grandes recursos».

 

4️⃣ «Es complicado que las personas se comprometan».

 

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Derribando las barreras que frenan el marketing estratégico.

 

1️El cambio es necesario en la vida, también en las empresas. Si hay algo que nunca cambia es precisamente el constante cambio.

 

Una de las claves para que una organización se consolide y crezca en el futuro es que HOY sea capaz de detectar los cambios en su entorno y diseñar una estrategia para adaptarse a ellos y aprovecharlos.

 

 

Por eso, «hacer cosas nuevas» es una propiedad distintiva de las empresas que aspiran a seguir vivas y con buena salud mucho tiempo.

 

¿Es un riesgo?

Sí, por supuesto. Una estrategia de marketing puede salir bien o no, pero, si no se intenta, saldrá mal con toda seguridad.

 

¿Es costoso?

No tiene por qué serlo. He trabajado el marketing estratégico con pequeños negocios y han podido hacerlo sin mayor problema. Por otra parte, siempre es más costoso a medio plazo «no hacer nada».

 

¿Consume tiempo?

Efectivamente. No existen soluciones rápidas para lograr objetivos relevantes que tengan efectos duraderos.

 

 

2️⃣ Si nunca se han hecho cosas nuevas, es normal que las personas no se sientan capaces de abordarlas.

 

Pero lo más importante no es estar o no cualificado, para eso existimos profesionales especialistas, sino asumir que todo es posible si se tiene una voluntad real de llevarlo a cabo.

 

 

3️⃣ La mentalidad estratégica cuesta cero euros, y es lo más importante.

 

Está al alcance de todos los que quieran ver más allá del corto plazo, sean capaces de imaginar el futuro deseado para su negocio y tengan el compromiso sincero de llegar a él.

 

La diferencia entre una empresa y otra más pequeña no es la capacidad económica para desarrollar una estrategia, sino la mentalidad que tienen sus directivos para aprovechar su potencial.

 

4️⃣ Las personas de una organización sí se comprometen cuando se les explica hacia dónde queremos ir y cómo hacerlo.

 

Si se fomenta la comunicación y la participación de todos, aprovechando incluso las valiosas aportaciones que siempre pueden hacer, el grado de compromiso aumenta. Trasmitir ilusión y el logro de nuevos retos siempre motiva a las personas, es un hecho contrastado.

 

Si esto es posible -como de hecho lo es- en muchas grandes empresas, con muchos empleados y departamentos, más sencillo es todavía en las pymes de menor tamaño.

 

 

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Como ves, no existen barreras reales para poder beneficiarse de un marketing estratégico de calidad, a la altura del que realizan empresas más grandes.

 

La principal barrera está en la mente de las personas. Si pensamos que no podemos hacerlo, que tiene riesgos, que consumirá muchos recursos o que no va a funcionar, acabaremos por creer que es así, cuando no lo es en absoluto.

 

La mejor demostración de que el marketing estratégico está al alcance de todos es el creciente número de pymes y emprendedores que lo han descubierto y adoptado.

 

El mercado siempre ha separado a las empresas en dos grandes bloques: las que tienen una estrategia y las que no la tienen. Las del segundo grupo suelen durar poco tiempo, y es una pena, porque solo con cambiar la forma de pensar en el negocio tendrían más posibilidades de sobrevivir.

 

Entonces, la gran pregunta que sigue sin respuesta y que a mí me continúa sorprendiendo es…

 

¿Por qué no desarrollan un marketing estratégico todas las organizaciones?

 

Me temo que la cuestión seguirá sin explicación mucho tiempo.

 

 

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