Crecimiento de la Empresa

Objetivo de las pymes… ¿Crecimiento? Luces y sombras sobre una estrategia que no siempre es correcta.

Siempre me ha parecido curiosa la similitud que tiene la vida humana y la de una empresa. A pesar de que ambas son ciertamente muy diferentes en cuanto a concepto y significado, no dejan de tener muchos puntos en común, en especial, su ciclo vital.

Nosotros nacemos un buen día, somos tutelados por nuestros padres y por otras instituciones (como la escuela) crecemos, desarrollamos habilidades y generamos (en la mayor parte de los casos) valor a la sociedad. Pero tarde o temprano llega nuestro declive y, poco a poco, vamos dejando de ser parte activa de nuestro entorno hasta que, simplemente, desaparecemos. Eso sí, la mayoría dejamos una nueva generación que continuará el ciclo de forma indefinida. Cuando se deja de crecer, no solo en años, sino en capacidades, suele ser el principio del fin.

Las empresas también nacen un buen día, fruto del espíritu emprendedor de personas que creen en un proyecto, o a veces, por simple casualidad. También tienen su fase de crecimiento, hasta que llegan a su máximo. Luego viene el declive, salvo que se generen nuevas estrategias para su relanzamiento o reinvención. Pero la empresa original, tal y como fue concebida, ya no existe como tal.

 

(licencia Creative Commons).

Un buen ejemplo es Microsoft. ¿En qué se parece la firma norteamericana a la que nació en 1975, en principio para desarrollar sistemas operativos para terceros (IBM)? Posteriormente, creó Microsoft Works, el antecesor del actual Office. A lo largo de estas décadas ha sufrido múltiples evoluciones, con la incursión fallida en el mercado de los smartphones como ejemplo. Hoy, según su CEO, Satya Nadella, Microsoft es una firma que se basa en tres pilares Cloud, Inteligencia Artificial y Servicios. Como ves, nada que ver con su idea original. De hecho, el propio Satya Nadella afirma: «Nuestra industria no respeta la tradición, sólo respeta la innovación». Tienes un resumen de su historia aquí. Hay muchos ejemplos de transformaciones empresariales, lo que nos lleva a poner en duda que el crecimiento sine die de una organización sea realmente factible, o siquiera deseable.

 

¿Por qué el crecimiento tiene que ser un objetivo prioritario?

Crecer es sinónimo de bienestar para muchas organizaciones. Fíjate que incluso cuando se habla de países, siempre se ofrece como dato clave la tasa de crecimiento –PIB– frente a otros parámetros que pueden ser más indicativos del bienestar del país, como la redistribución de la renta o el índice de pobreza. Y cuando no se crece, aparece la palabra más temida: recesión. Es decir, que el país camina hacia atrás. Algunos piensan que hay que modificar el PIB y sustituirlo por otros indicadores más realistas, como por ejemplo, el Índice Global de Felicidad, que publica la ONU y que tiene en cuenta factores como la libertad para tomar decisiones o el apoyo social. Lo que está claro es que un crecimiento a secas no refleja el bienestar de una sociedad.

En el ámbito de las empresas ocurre algo similar, hay empresas que crecen en facturación, a la par que en resultados negativos. O también es posible crecer y perder cuota de mercado (cuando se crece por debajo del crecimiento del sector, por ejemplo). Todo lo cual indica que tener como objetivo prioritario el crecimiento de la empresa no necesariamente se traduce en resultados positivos para la organización. Es más, yo creo que el crecimiento como objetivo, en sociedades de libre mercado como la nuestra, cumple más la función de que los diferentes flujos de ingresos y gastos a nivel de país sigan fluyendo, de tal manera que se genere recaudación impositiva que permita sostener la estructura socioeconómica actual. Hay que descender a la microeconomía, al nivel de las pymes, para descubrir que existen objetivos mucho más atractivos para sus intereses que el crecimiento.

La rentabilidad, por ejemplo, es un objetivo clave en toda organización, mucho antes que el incremento de la facturación. Una empresa puede mejorar su rentabilidad sin necesidad de crecer, simplemente optimizando sus procesos de negocio, haciéndolos más eficientes. Así, se reducen recursos materiales y humanos y, por tanto, económicos. Por tanto, ya no solo vale crecer, hay que crecer de forma rentable.

La rentabilidad no solo es un índice interno de la pyme, también debe verse desde el punto de vista de la sociedad de la que forma parte. Y es en este ámbito donde un crecimiento puede ser negativo para su entorno, bien porque la actividad de la empresa no sea sostenible o porque perjudique algunos aspectos de la colectividad (residuos, destrucción del ecosistema, competencia desleal…). Por ese motivo, creo que el crecimiento debe ser, además de rentable, sostenible socialmente. Es desde luego un objetivo mucho más amplio que el simple incremento de la facturación, que se puede alcanzar sin aumentarla y que, sin embargo, solo aplican contadas organizaciones. Pero, aun así, un modelo de empresa que no cambia está destinado a desaparecer, como los seres humanos. ¿Cómo superamos ese destino?

Alternativas al crecimiento

Ya se han inventado hace mucho diversas maneras de sortear un declive empresarial, pero incluso si la actividad no cambia, es posible crecer. Un ejemplo son las franquicias, que replican de forma indefinida un modelo de negocio fijo, o la expansión geográfica a otros mercados vírgenes.

Pero la forma más habitual para evitar la muerte de la empresa es precisamente dejar que muera. Sí, es contradictorio, pero si un modelo de negocio se agota, se hace necesario dar paso a una nueva visión del mismo, es decir, reinventarlo, como has podido ver en el caso de Microsoft. Esta empresa ha muerto ya varias veces, y la que ahora tiene su nombre original no es la misma que nació hace muchos años.

Es también el caso de Correos, que después de décadas gestionando el envío de cartas, ha descubierto en el e-commerce una nueva vía de crecimiento (Correos Market), apostando por los pequeños productores en núcleos rurales y ayudándoles a distribuir sus productos locales. En este video puedes ver el nuevo Correos en la campaña #YoMeQuedo.

Otras formas de continuar la actividad empresarial cuando ya no da más de sí la propuesta de valor actual es la diversificación. Es una estrategia que funciona muy bien cuando tienes una marca reconocible y reconocida. Es posible entonces ofrecer productos o servicios nuevos a tu cliente habitual. En realidad, has creado una nueva empresa. En el sector de gran consumo hay muchos ejemplos, pero a mí siempre me parece muy ilustrativo el de las marcas de lujo. Casi todas las grandes de la moda han desembarcado en el sector de la alta perfumería y la cosmética, aprovechando su buena imagen de marca. Gucci, Armani o Lacoste son algunos ejemplos. Incluso Zara tiene su propia gama de perfumes.

Y la integración (vertical u horizontal) también es una vía para que una empresa abra nuevos negocios. Si elaboras por ejemplo tomate en conserva, puedes crear una nueva empresa que se dedique a la producción de tomates. Así, sin necesidad de generar un crecimiento en tu actividad de siempre, puedes lograr más rentabilidad si te conviertes en tu propio proveedor. Has conseguido mayor eficiencia, y ser más competitivo.

 

Entonces, crecimiento… ¿sí o no?

Llegados a este punto, tenemos la pregunta del millón. Y como siempre, no tiene una respuesta única, o más bien sí la tiene: dependerá de cada caso. Y me explico. Lo primero que tienes que analizar es el punto en el que se encuentra tu ciclo de vida como empresa. Es posible que tanto las expectativas como el mercado inviten a un crecimiento racional, manteniendo una rentabilidad aceptable. O puede que estés en una fase plana donde cada vez es más costoso crecer. Situar el punto donde está tu organización es el primer paso para decidir qué hacer.

Como hemos visto, un crecimiento sin más no tiene sentido si antes no valoras alternativas. El crecimiento tiene que ser sostenible y rentable. Por ese motivo, estés en la fase del ciclo que estés, intenta ajustar todos tus procesos y eliminar ineficiencias (que seguro que existen) antes de plantearte costosas e inciertas estrategias de crecimiento. Solo si estás seguro de que tu negocio es eficiente y responsable deberás valorar alternativas.

En el caso de que estés cerca de la madurez como empresa o sea el propio sector el que esté ya muy maduro, plantéate alternativas de crecimiento tanto internas como externas. Mi consejo es aprovechar tu actual cartera de clientes para optimizar su rendimiento. Puedes realizar venta cruzada o ampliar tu oferta con servicios complementarios. También puedes valorar una estrategia de integración o una diversificación, si tienes una marca reconocida en el sector. ¿Qué estrategia elegir? Aquella que tenga más expectativas de éxito en el medio y largo plazo. Hago énfasis en el plazo, porque este tipo de decisiones son realmente estratégicas y afectan a la supervivencia del negocio. Por tanto, hay que huir del cortoplacismo.

Y, por último, apelando al tan manido término “innovación”, está la opción de reinventar el modelo de negocio: dejar morir la actual empresa para dar nacimiento a una nueva. Aprovecha las capacidades aprendidas y encuentra un nicho en el que renacer como nueva pyme (sin necesidad de cambiar el nombre). Es una opción que sin duda conlleva riesgos y trabajo, mucho trabajo, pero si aciertas, darás continuidad a tus proyectos empresariales. Un ejemplo de reinvención del negocio, muy conocido, es MARVEL, la empresa de cómics. En plena decadencia de la venta de este tipo de productos (ante el avance de “lo digital”) consiguió extraer petróleo gracias a los derechos de sus personajes. Ahora, el cine y el merchandising asociado han conseguido impulsar de nuevo a la empresa, y sin renunciar a su nombre. Aprovechamiento de sus capacidades al cien por cien.

Como conclusión, el crecimiento puede ser un objetivo deseable siempre que vaya acompañado de rentabilidad y sostenibilidad. Antes de plantearte una estrategia de crecimiento, optimiza tus procesos y valora el incremento de facturación a tus clientes actuales. Si el negocio no da más de sí, desarrolla estrategias de crecimiento externo (diversificación, por ejemplo). Y si un crecimiento no va a generar rentabilidad a medio y largo plazo, cambia tu modelo de negocio.

Espero haberte ayudado con algunas claves para que puedas aplicar en tu empresa una estrategia de crecimiento…o no aplicarla. ?

Calamar de Humbolt Ventaja Competitiva Pymes

El calamar de Humboldt y las pymes: ventajismo competitivo y supervivencia.

Hay una dicho con el que siempre he estado muy de acuerdo: nada nos enseña más que el mundo natural. En la naturaleza, la lucha por sobrevivir se libra cada día. Desde nuestras cómodas casas, viviendo en ciudades con todas las necesidades cubiertas, no somos conscientes ni de lejos de la terrible guerra que hay entre los seres vivos para sobrevivir. Pero le guerra es real, y se produce todos los días, desde siempre.

En entornos naturales donde hay que luchar por bienes escasos y, a su vez, defenderse de otras especies, es vital dotarse de herramientas, capacidades o habilidades que supongan una ventaja estratégica diferencial. Un plus que marque una superioridad imprescindible en el medio y que garantice el éxito en la supervivencia.

Consideremos por ejemplo el caso del calamar de Humboldt. Se trata de un molusco pelágico bastante grande que se distribuye en la costa este del Océano Pacífico, desde Estados Unidos hasta Chile. Este calamar, como todas las especies con las que comparte hábitat, dedica gran parte de su tiempo a alimentarse en un entorno en el que tiene a competidores de la talla del pez espada, el atún o el pez vela. Pero nuestro calamar ha desarrollado una capacidad excepcional que no tienen ninguno de sus rivales. Puede permanecer durante periodos relativamente largos de tiempo en aguas hipóxicas; esto es, en aguas en las que la concentración de oxígeno es relativamente baja, muy inferior a la normal, y que es letal para la mayoría de los otros animales. ¿Qué le permite esta capacidad especial? Acceder a zonas profundas donde existe baja concentración de oxígeno, pero que cuenta con una alta diversidad biológica -alimento- disponible casi en exclusiva para él. Ha desarrollado una innovación única en una zona donde tiene casi el monopolio de la caza. En estas circunstancias, el calamar de Humboldt ha sido capaz de lograr una ventaja competitiva sostenible en el tiempo. (Aprovecho para agradecer a Juan Ignacio Pérez Iglesias, catedrático de Fisiología en la UPV, la información sobre este calamar que hay en su blog).

Hay muchos ejemplos en la naturaleza que respaldan los beneficios de la diferenciación en entornos competitivos que son un éxito evolutivo, como el cuello de las jirafas, que es uno de los más conocidos, pero lo del este calamar es sencillamente espectacular. Aquí lo tienes en acción:

El mundo en el que se mueven las organizaciones es como un inmenso océano, donde millones de especies (pymes) pugnan por sobrevivir, intentando cada una de ellas llevarse algo a la boca (clientes) y hacerse cada día más fuertes. Y, como en la naturaleza, estos millones de empresas utilizan las más variadas estrategias y artes para conseguir ser mejores que sus competidores. Algunos desarrollan habilidades novedosas, o utilizan elementos originales, aunque es verdad que el tiempo hace decaer estas, al ser imitadas por otras empresas, dejando de ser por tanto un elemento de ventaja.

No es fácil ser diferente, ni mejor que el resto. No basta con tener las aptitudes, la capacidad o la determinación. Hay que contar con algo más, algo que realmente marque una diferencia sustancial con lo que ya existe para que la pyme pueda aprovechar, al menos durante un tiempo, de una situación de privilegio en el océano donde compite. Pensemos en la firma Polaroid, inventora de la fotografía instantánea en los años 50 del pasado siglo. Durante muchos años, disfrutó de un enorme éxito basado en una innovación que ofrecía al cliente aficionado una posibilidad vetada hasta entonces: el revelado automático. Con el tiempo, la tecnología fue copiada por otros, como Kodak, y, aunque ganó una demanda contra ella, finalmente la ventaja competitiva se fue diluyendo conforme la fotografía digital avanzaba.

La historia de las empresas está llena de muchos casos como el de Polaroid. Sin embargo, hay algunos casos en los que una ventaja competitiva, o una innovación, se mantiene en el tiempo, bien en su forma original, o bien adaptada o modificada. Es el caso de Google, la famosa empresa norteamericana integrada en el grupo Alphabet. Esta firma nació en 1998 como un servicio de búsqueda de páginas web e información en internet. Su facilidad de uso, rapidez y calidad en las búsquedas hizo que pronto superase a otros motores de búsqueda, como Altavista, y desde entonces, sigue siendo la referencia en su nicho de mercado, con más del 90 % del total (superando a Yahoo o Bing, por ejemplo). El éxito de Google es notable, aunque su ventaja competitiva la ha ido alimentando con la incorporación de multitud de productos y servicios añadidos, como Google Maps, Youtube, Gmail, Docs, Google Drive, sistema operativo propio (Android) e incluso smartphones. Hoy Google es más que un buscador, es una plataforma de productos y servicios digitales global. Su valor diferencial actual es su propia marca. A través de un elemento nuevo, como el buscador, ha ido incorporando elementos adicionales fortaleciendo su posición dominante.

Aterrizando el concepto a la realidad de la pyme media en España, nos tenemos que quedar con la esencia del mensaje. Si no hago algo diferente o mejor que la competencia, mi empresa vagará por el océano sin poder llevarse alimento a la boca. Si lo que hago es diferente pero el mercado no lo va a apreciar, seguiré solo en el océano. Si realmente tengo un valor diferente y es útil para el mercado, pero no lo comunico, nunca lo sabrán y seguiré siendo uno más. Y si al final consigo que mis clientes conozcan mi producto o servicio y lo consuman, pero mi competencia lo copia en poco tiempo, volveré de nuevo al punto de partida. Como ves, no es fácil hacer lo que ha hecho Google, pero dentro de nuestras posibilidades, podemos hacer mucho más de lo que parece.

En otra entrada de mi blog hablaba sobre la innovación y la creación de valor en un negocio. El mensaje clave es pensar que se puede innovar en cualquier fase de la cadena de valor de la empresa, no todo es producto. Así que tienes que empezar por analizar lo que haces y como lo haces en cada una de las etapas de tu proceso de negocio. Plantéate entonces alternativas a lo establecido, aunque puedan parecerte extrañas o locas. Ten en cuenta siempre la visión del cliente y que lo que este realmente necesita no es que le vendas un producto o servicio, sino que le resuelvas un problema. Peter Drucker decía que La meta del marketing es conocer y entender al cliente tan bien que el producto o servicio le encaja y se vende solo. Aunque es un poco exagerado, tiene todo el sentido.

Si has encontrado alternativas en tu cadena de valor, antes de nada, analiza el estado del arte, es decir, recopila toda la información sobre esa nueva posibilidad de cambio que tienes en mente para tu negocio. Posiblemente descubras que ya hay algo igual en el mercado…o no. Utiliza servicios de información sobre el mercado en el que vas a intentar sobresalir. ¿Hay otros calamares que pueden vivir en ambientes hipóxicos?

Cerciórate ahora si la nueva ventaja que has seleccionado puede mantenerse en el tiempo. Si hay dudas, lo mejor es elaborar un plan de desarrollo de esa ventaja con la mira puesta en el medio plazo. Intenta visualizar la evolución del mercado, elabora un plan B y genera nuevos elementos diferenciales que acompañen en el tiempo tu diferenciación.

Si has llegado a este punto y estás convencido ya de aprovechar la ventaja competitiva, lánzate a por los clientes, es decir, comunica correctamente tu propuesta. Si eres capaz de trasmitir bien tus nuevas capacidades, tendrás más oportunidades de éxito.

No esperes sin embargo llegar al nivel del calamar de Humboldt, fruto de millones de años de evolución. A diferencia de él, tu ventaja competitiva no será permanente, tarde o temprano llegarán otras que las sustituirán. El reto es convertir la creación de ventajas competitivas en un hábito en la organización, algo así como la revisión periódica del cuadro de mando. Si eres capaz de incorporar esta visión en algo consustancial a tu negocio, podrás generar valores diferenciales rentables de forma sostenida en el tiempo. Ese es el desafío. Y no, no hace falta tener una capacidad excepcional para lograrlo. Peter Drucker también comentó que Ninguna institución puede sobrevivir si necesita genios o un superman para dirigirla. Debe organizarse de forma que sea capaz de ir bien con un liderazgo compuesto por seres humanos normales. Y estoy plenamente de acuerdo con él.

 

Marketing_ABM

Marketing #ABM: llega la personalización extrema del marketing #B2B

En el mundo del marketing, solemos distinguir entre aquel dirigido a las personas (consumidores), denominado marketing B2C, y el que se enfoca a otras empresas, marketing B2B. Evidentemente, son muy diferentes, y las estrategias empleadas también. Cuando de lo que se trata es de detectar oportunidades y crear relaciones con otras empresas con el objetivo de captarlos como clientes, estamos hablando de un marketing también llamado industrial y normalmente los interlocutores entre proveedor y cliente son profesionales.

¿Cuál es el proceso habitual en un marketing B2B?

Habitualmente, un producto o servicio industrial, con algunas excepciones, es válido para un gran número de empresas. Pensemos por ejemplo en una firma dedicada a la fabricación de envases de plástico. Sus potenciales clientes pueden ser desde fabricantes de aceites para la automoción a empresas de cosmética o empresas del sector de las bebidas. Son grandes grupos de clientes más o menos homogéneos que son susceptibles de adquirir nuestros envases. La labor del departamento de marketing se centrará en realizar acciones sobre esos grupos de empresas para ir discriminando (o segmentando) poco a poco aquellos subgrupos que muestren un mayor interés en nuestra oferta. El proceso sigue el funnel de ventas, aplicado aquí al sector empresarial:

El proceso pues, sería el siguiente:

  • Definición de los sectores de empresas objetivo (por actividad, tamaño y ubicación geográfica).
  • Acciones sobre estos grupos de empresas.
  • Análisis de la interacción, nuevos segmentos y nuevas acciones.
  • Análisis de la interacción y acciones de captación.
  • Conversión de prospects a leads.
  • Contacto directo con el lead, propuesta personalizada.

Como ves, es un proceso que va de lo más general a lo más particular, abarca un mercado potencial muy amplio, para ir descendiendo poco a poco a un reducido grupo de potenciales clientes. Las acciones sobre las empresas objetivo se suelen realizar a través de técnicas de inbound marketing, fundamentalmente a través de un marketing de contenidos de valor, analítica y generación de leads. Las estrategias de marketing digital, que combinan SEO, redes sociales, difusión de contenidos y análisis de la interacción son un buen ejemplo de ello. El marketing offline, como la presencia en ferias sectoriales, por ejemplo, también es un marketing B2B tradicional. En este caso, la segmentación se produce en la propia feria.

 

¿Qué aporta de nuevo el marketing ABM?

El marketing ABM, por sus siglas en inglés, Account Based Marketing, tiene un proceso inverso. Se trata, al contrario que el B2B tradicional, de detectar aquellas empresas (cuentas) que son objetivo prioritario para nuestra organización y desarrollar una serie de actuaciones totalmente personalizadas para captar su atención y lograr una conexión más directa y profunda con cada una de ellas.

(Imagen cortesía de Terminus.com. https://terminus.com/team-account-based-marketing-framework/.)

El funnel de ventas tradicional se invierte, ahora se parte de la selección previa de las empresas objetivo y se inicia desde ese punto la estrategia de captación. Las diferencias fundamentales con el marketing B2B son dos:

  • Mientras que el B2B tradicional es una estrategia puramente de marketing (que luego traspasa a ventas), ABM alinea perfectamente las áreas de comercial y marketing, enfocando las acciones hacia los clientes directos, por lo que ambos departamentos comparten el mismo objetivo.
  • ABM tiene la ventaja de utilizar un marketing de contenidos altamente personalizable, algo que con el B2B clásico es muy complicado (por la variedad de perfiles existentes).

Aunque parece una nueva estrategia de marketing, ABM lleva ya bastantes años utilizándose, sobre todo en sectores donde hay pocas empresas objetivo o bien son organizaciones que tienen un perfil idéntico. Según el Account Based Benchmark Report de la firma Topo, en 2019 se estima que el gasto de marketing basado en la cuenta (ABM) aumente en un 41%. Es una estrategia que los marketeros están utilizando cada vez más porque optimiza las inversiones de marketing y consigue un ROI (retorno sobre la inversión) mayor que otras estrategias más tradicionales.

Aparte de las ventajas mencionadas, una estrategia ABM, además, reduce los ciclos de venta y facilita un contacto más cercano con la persona decisoria en la empresa cliente, trasladando una imagen de organización seria y experta.

 

Como diseñar una estrategia B2B

El primer paso es contar con ese grupo de clientes prioritarios. Lo ideal es disponer de un CRM para poder discriminar aquellos que estén en una fase de lead y cumplan con los criterios segmentación prioritarios.

Definidas las empresas prioritarias, toca desarrollar un plan de comunicación y marketing lo más adaptado a los requisitos de cada una de ellas. Es en esta fase donde las áreas comercial y marketing trabajan conjuntamente porque realmente el área de ventas es la que conoce mejor cuales son las necesidades de cada cliente. El plan de comunicación se concreta en acciones que pueden ser tanto online como offline. Un reciente estudio de Forrester Research – Sirius Decisions desvela qué contenidos y acciones ABM son las mejores en cuanto a efectividad y uso por parte de los equipos de marketing.

Los contenidos más usados y efectivos fueron:

  • Los casos de éxito.
  • Las presentaciones de venta.
  • Los webinars.
  • Los vídeos.

Los estudios del sector y las demos suelen usarse poco, aunque tienen una alta tasa de efectividad.

En la cola (bajo uso y efectividad), estarían los blogs, las infografías o los catálogos.

 

En cuanto a la forma de hacer llegar el contenido, las más usadas y efectivas fueron:

  • Reunión personal.
  • Evento de empresa patrocinado.
  • Evento del sector.
  • Presentaciones ejecutivas.

 

Los eventos virtuales, la publicidad offline, el email, los patrocinios o las aplicaciones móviles son en cambio vehículos de comunicación con una muy baja tasa de efectividad.

La recomendación siempre es que se seleccione el contenido y la forma de hacerlo llegar de forma personalizada para cada cliente, aunque finalmente el trato personal y físico será imprescindible para lograr una tasa de conversión alta.

 

El ciclo de interacciones deberá profundizar lo suficiente -mientras esté en situación de lead- hasta que se consiga el engagement, un compromiso o acuerdo, que es el paso previo a la venta. Por eso es imprescindible, como comentaba más arriba, medir el grado de interacción en cada proceso, para poder establecer el nivel de interés que tiene el cliente y el siguiente paso en el proceso de venta.

Por último, y no menos importante, en funnel ABM acaba con la palabra advocate, que no es sino el nivel alcanzado por el cliente que no solo está fidelizado, sino que se convierte en prescriptor de nuestra empresa ante otros posibles clientes. Este es el nivel deseado por cualquier pyme: tener empresas tan satisfechas con nuestro producto o servicio que estén orgullosas de ser nuestros clientes, hasta el punto de recomendarnos.

 

Aunque ABM se ha venido utilizando de forma más o menos estructurada dentro del marketing B2B, para que sea realmente efectivo en tu caso concreto, tendrás que estudiar muy bien las necesidades de tus clientes prioritarios y alinearlos con los objetivos comerciales de tu empresa, teniendo en cuenta siempre un retorno adecuado de los recursos que hayas invertido en ello. Te animo a que analices si es posible esta nueva vía para el marketing B2B y que explores sus potenciales beneficios en tu organización teniendo en cuenta que son estrategias a largo plazo, y que en el corto no suelen tener resultados claros.

Las preguntas clave para cualquier directivo de una pyme

Las preguntas que como directivo de empresa tendrías que hacerte en estos momentos.

Edward de Bono, el inventor del conocido método del “pensamiento lateral”, decía “si no decides tu futuro según tu criterio, alguien o algo lo decidirá por ti”.

El día a día en el que se mueven la mayoría de directivos y responsables en las empresas y organizaciones impiden muchas veces parar el ritmo y dedicar un tiempo a la reflexión. Y ello está frenando una de las tareas más importantes que tiene todo responsable de un negocio, en espacial el CEO: repensar su modelo de empresa. En las circunstancias habituales de cambio continuo de las reglas del mercado, con más fuerza en los momentos actuales, no es comprensible que muchas pymes estén centradas solo en el corto plazo. Desde luego, recuperar la liquidez y los clientes es una necesidad real, pero ello no debe despistar la mente de lo importante para que la empresa sobreviva en el medio y largo plazo. Muchos no se están dando cuenta de que es muy probable que la sociedad que nos vamos a encontrar después de la crisis actual sea bastante diferente de lo que hemos conocido. Se habla ya de una transición abrupta hacia un modelo energético con energías limpias, sistemas de trabajo diferente, nuevas pautas de consumo o una logística innovadora. Por eso, más que nunca, es vital parar la maquinaria y dedicar un tiempo a la reflexión estratégica.

Os planteo esta serie de preguntas que, aunque siempre deberíamos hacernos de forma regular, es posible que tú nunca te las hayas hecho, siempre en relación con tu negocio.

 

¿Qué empresa soy?

Sí, deberás hacer un gran ejercicio de introspección para definir realmente lo que es tu negocio.

 

¿Qué papel juego en la sociedad?

No respondas de forma directa. No eres un mero proveedor de bienes o servicios. Ve más allá. Contempla tu posición en la sociedad en relación con los diferentes actores que la integran: otras empresas, consumidores, instituciones, personas, familias, entorno…

 

¿Por qué hago lo que hago?

Las pymes tienen como fin rentabilizar su funcionamiento, eso está claro. Pero, si piensas más en profundidad, ¿qué sentido le das al hecho de que tu empresa esté activa?

 

¿Para qué hago lo que hago?

No respondas lo obvio. Quizás tu papel en la empresa responda a otros objetivos. ¿Qué fin último quieres conseguir?

 

Realmente, ¿estoy contento con lo que hace mi empresa?

Si no eres feliz con lo que haces, es muy difícil que tu empresa se desarrolle de manera sana. Haz un ejercicio de sinceridad y responde realmente lo que sientes ( y como serías más feliz).

 

¿Puedo hacer otras cosas que aporten más al mercado?

Si siempre has hecho lo mismo, no esperes grandes cambios en el futuro. Seguro que la estructura de tu empresa (activos, organización, conocimiento, personas…) te permite hacer mucho más de lo que imaginas.

 

Mi organización dentro de cinco años. ¿Cómo quiero que sea? ¿Qué pasos estoy dando para conseguirlo?

Ponte las gafas para ver “de lejos”, aíslate de la situación presente e imagina el futuro. Para conseguir tus objetivos “a largo”, tienes que pensar en el “corto”. Se creativo, ambicioso y…realista.

 

El objetivo de este auto-test es profundizar en el autoconocimiento propio y en el de la empresa que diriges. Busca precisamente buscar aspectos de tu organización que quizás no conoces y extraer de esa información un conocimiento útil que te permita afrontar el futuro con otra visión. No te arrepentirás del tiempo dedicado a realizarlo. En una mañana o una tarde quizás encuentres un camino distinto -y emocionalmente más saludable- para dirigir tu negocio en los próximos años. ¿Te animas?

Gestionar de forma adecuada la información de la empresa

La gestión de la información en la empresa, factor clave en las estrategias de marketing y comunicación.

“Los datos no son información, la información no es conocimiento.” (Clifford Stoll, astrónomo y escritor).

Como seguro sabes, estamos viviendo la llamada era de la información, una etapa que se caracteriza por el uso intensivo de las TICs -Tecnologías de Información y Comunicación- en todos los ámbitos de la sociedad. El incremento de los dispositivos para acceder a internet hace posible que, por primera vez en la historia de la humanidad, cualquier persona tenga acceso a prácticamente cualquier contenido o información de forma libre e instantánea. Tanto la creación de contenidos como el número de sitios web se han disparado en los últimos años. Según la plataforma de datos Live Stats, existen más de 1700 millones de páginas web activas (en 2008 solo había 200 millones), 3.5 millones de posts en blogs cada día o 136 millones de emails enviados diariamente. Y subiendo. Está claro que hay mucha información en el mundo, y que el reto hoy es discriminar la que es relevante para el usuario de la que no lo es. Una tarea nada fácil.

Desde el punto de vista de las pymes, la información resulta crucial a la hora de elaborar cualquier estrategia empresarial, ya que nos ofrece datos imprescindibles para poder tomar decisiones fundamentadas. Y aunque parezca lo contrario, cualquier organización, aunque sea de un tamaño pequeño, genera un volumen de información significativo. Desde la óptica externa, a las pymes también les interesa disponer de multitud de datos que orienten su estrategia, desde la situación del mercado, la evolución de los precios o los cambios legales que puedan afectarle. Por tanto, cualquiera que sea el tamaño y sector de tu empresa, plantéate la necesidad de un sistema de gestión de la información.

 

Información interna: hay mucho más de lo que parece.

Como señalé, la información que fluye todos los días en cualquier pyme es cada vez mayor, desde datos financieros o económicos hasta cifras sobre ventas, incidencias con clientes o datos de fabricación, por no mencionar la información necesaria para cumplir con las diferentes normativas de calidad, como la ISO 9001 o la 14001. El problema que subyace en la mayoría de las pymes es que los datos están aislados por departamentos, y rara vez de cruzan o se comparten, además de existir dificultades para seleccionar la información relevante de la que no lo es. Para rematar, extraer los datos y presentarlos de forma sencilla para que los responsables los valoren y actúen en consecuencia es también una tarea ardua.

Todos estos aspectos son los que abarca la llamada Inteligencia de Negocio, o Business Intelligence, que se ocupa del tratamiento de los datos de una organización de forma automatizada, y que tiene como fin convertir la información en conocimiento útil, es decir, que sirva para la toma de decisiones. La fase previa es disponer de las fuentes de datos, que, como he mencionado, son múltiples y, muchas veces, desconectadas entre sí. Cabe preguntarse qué información necesita un responsable de marketing y comunicación para diseñar sus estrategias. Y la respuesta dependerá de las necesidades de cada pyme. En esto, como en otros campos, el traje a medida es lo mejor.

Un CRM, el mejor aliado para organizar los datos comerciales y de marketing.

La tecnología es imprescindible para poder gestionar ingentes cantidades de información. En el caso del área de marketing y comercial, es fundamental contar con soluciones tecnológicas como el ERP y el CRM, instrumentos que ayudan a organizar la información para su consulta y/o actualización. Los responsables comerciales y de marketing necesitan que los datos que manejan estén actualizados y accesibles, y relacionados con otros de diferente departamento. Algunos ejemplos:

  • Ventas por áreas geográficas.
  • Ventas por tipo de cliente y producto.
  • Margen comercial por cliente y producto.
  • Descuentos por cliente.
  • Altas/Bajas de clientes
  • Visitas por comercial y tasa de cierre de ventas.
  • Clientes en situación “lead” o “pre-lead”.
  • Interacciones en una campaña de email.
  • Número de incidencias por tipo.
  • Consultas de producto a través de la web.

Lo anterior no dejan de ser KPIs, esto es, indicadores clave del negocio que podrán formar parte del cuadro de mando del responsable comercial y de marketing. Con un sistema de business intelligence, podrán decidir qué áreas geográficas son propicias para una campaña, eliminar productos no rentables de la cartera, realizar acciones de venta cruzada o gestionar mejor el servicio postventa. En todo caso, una tarea que, bien organizada, facilita mucho la toma de decisiones. Como ves, se pasa del dato a la información, y de esta al conocimiento útil, una vez que lo enriquezcamos con la información externa.

 

Información externa. Entender el mercado en el que compites.

Como complemento ineludible de un sistema de inteligencia de negocio, está la recopilación y tratamiento de los datos y la información relevante acerca del sector en el que opera tu empresa (evolución, precios, competidores, estrategias, regulaciones…) y así tener una visión de conjunto de todo el cuadro estratégico. Es importante que esta información proceda de fuentes fiables, esté actualizada y sea periódica. Por ejemplo, puede ser relevante conocer si el tamaño de tu sector está creciendo o no, los nuevos productos que salen al mercado, los precios medios de los productos que compiten con el tuyo, la tipología del cliente (si cambia o no), o las zonas/países estratégicamente más interesantes.

(Imagen cortesía de e-intelligent: https://www.e-intelligent.es/es/blog/como-buscar-informacion-de-calidad-100-efectiva)

¿Cómo acceder a esta información? Yo siempre recomiendo acudir a fuentes primarias, por ejemplo, un estudio sectorial realizado por una empresa experta. Si no es así, las fuentes secundarias pueden ser útiles, siempre que citen fuentes primarias contrastadas. La información a veces está disponible de forma gratuita y otras veces (sobre todo si es información clave) hay que invertir algo en adquirirlas. Incluso hay empresas especializadas en recopilar información sectorial a medida de cada empresa.

En el desarrollo de mi profesión me encuentro a menudo con reticencias a la hora de invertir en un bien sistema de información. Crear unas buenas bases de datos, mantenerlas y enriquecerlas constituye un activo de primera magnitud para cualquier compañía (fíjate sino las grandes empresas lo que invierten en business intelligence y en inteligencia artificial). Pero lamentablemente, muchas veces, la visión cortoplacista corta de raíz este camino, para desconsuelo de los responsables comerciales y de marketing. Solo una visión moderna y valiente de la empresa permite dar pasos hacia un sistema de análisis y tratamiento de la información que oriente de forma certera las estrategias empresariales.

 

Si quieres que tu estrategia de marketing esté bien fundamentada, da el paso.

Para que puedas aprovechar las ventajas de un sistema de gestión de información que sirva para tus estrategias de marketing deberás formar a tu equipo para que sea capaz de manejar las herramientas que va a utilizar. Tener claro la finalidad es básico para que el cambio se produzca. Solicita la ayuda externa de un profesional o empresa experta en business intelligence, preferiblemente en pymes. Y nombra a un responsable de esta actividad en tu organización (puedes ser tu mismo, aunque si tienes a alguien de TI mejor). A partir de ese momento, y con visión a medio plazo, empieza a construir un sistema de información a tu medida, que te sea útil, y que sirva a marketing y a comercial a elaborar estrategias más exitosas. Ahora es el momento, porque la tecnología que lo hace posible está al alcance de cualquier pyme. Tenlo siempre presente, en el mundo empresarial el conocimiento no es una opción, es una obligación.

Te dejo esta interesante entrada en el blog de la empresa Tipsa, que explica Cómo sacar el mayor partido al análisis de datos de tu empresa con herramientas de Business Intelligence e IA: convertir los datos en información útil. Te dará muchas pistas acerca de las grandes oportunidades que abren las nuevas tecnologías para acertar en las decisiones del día a día en las pymes.

Portada Entrevista Monica Urbano Carvajal

Entrevista a Mónica Urbano Carvajal

Mónica Urbano Carvajal (Jaén, 1981) es una profesional de la comunicación digital hecha a si misma. Desde muy joven, tenía claro como enfocar su proyecto profesional. La tecnología ha sido su aliada desde entonces, y actualmente ayuda a las pymes y profesionales a potenciar su marca a través de estrategias basadas en la comunicación y el marketing aprovechando las redes sociales y la creación de contenidos de valor. Una trayectoria exitosa que le ha llevado a trabajar actualmente como directora en la firma de marketing agencia Origami, línea de negocio perteneciente a Grupo Avanza, aunque también cuenta desde hace cinco años con una web personal donde refleja muy bien su perfil y sus capacidades.

 

Si alguien quisiera saber cómo es Mónica Urbano para conocerte por primera vez, ¿qué le dirías?

Si alguien quiere conocerme le diría que hablase conmigo, directamente. Sin juicios ni prejuicios. No quiero redactar una lista de características sobre mi porque no podría ser objetiva. ?

 

Tu trayectoria profesional ha sido muy movida desde que eras muy joven. ¿Cómo has llegado hasta el presente y cuales han sido tus motivaciones para seguir este camino?

En mi primera etapa profesional, la verdad es que me dejé llevar, aprendí mucho de coordinadores, seminarios, jefes, clientes…

Para pasar de mi primera etapa a mi segunda tuve que tomar decisiones, decisiones drásticas. Dejar mi trabajo, dejar mi ciudad, mi modo de vida…Dejarlo todo para formarme en lo que quería ser. Y así lo hice.

No quería hacer un curso online, quería irme a la cuna del marketing en España, aprender y vivir de manera presencial todo este mundo emergente del marketing digital. Me fui a vivir a Madrid durante un tiempo para estudiar y vivir en primera persona este movimiento digital.

 

La imagen personal es hoy un factor determinante en la comunicación social. Desde tu punto de vista, ¿están concienciados los profesionales de esta realidad? ¿Cómo pueden mejorar este aspecto?

La imagen personal y la imagen de marca son fundamentales. Muchos profesionales no están todavía concienciados, las nuevas generaciones vienen pisando muy fuerte y si no se actualizan ya, sus empresas acabarán en el olvido.

Lo mejor que pueden hacer es contactar con un profesional que les asesore y le pueda guiar para elegir la mejor estrategia para su marca en base a sus valores y objetivos.

 

La imagen que trasmitimos hacia los demás tiene, al menos, dos facetas: la personal y la profesional. ¿Tienen que coincidir ambas o pueden variar según las circunstancias?

Buena pregunta…Mi recomendación es que haya coherencia y no diste mucho una de la otra. Evidentemente, habrá rasgos que las diferencien, pero lo óptimo es que no sean especialmente significativos, para que no pueda haber un conflicto y llegar a una crisis de reputación en el peor de los casos.

 

Desde el punto de vista de las pymes, ¿cómo pueden potenciar su marca y qué impacto tiene esta estrategia a la hora de reflejarlo en sus ventas?

Nunca doy una fórmula mágica por que no la hay. En mi caso trabajo de forma personalizada para cada uno de los profesionales que me solicitan. El cómo viene después de la auditoría y el estudio pormenorizado del plan de marketing que se le confecciona a cada empresa.

Es muy importante que tengan claro hacía dónde quieren dirigirse y cuál es su target. El impacto no es inmediato, esto es una carrera de fondo.

No hay fórmulas mágicas ni inmediatas para el éxito. Nadie se hizo rico en dos días. Detrás hay mucho esfuerzo y dedicación por parte de la empresa y de la agencia o consultor.

 

El mundo digital es hoy un gran universo en el que muchas empresas pueden perderse. ¿Cuáles son las claves para que las pymes puedan rentabilizar su inversión en este campo? ¿Requiere muchos recursos?

La clave es que se asesoren muy bien, para escoger a la agencia o persona adecuada, para que no le hagan perder ni tiempo ni dinero.

Que tengan cuidado con la gente que promete rápido, y vende humo, por que eso aquí no funciona.

Las cosas bien hechas requieren su esfuerzo, dedicación y sobretodo tiempo.

Respecto a los recursos, no hay que tener muchos sino los imprescindibles y optimizados. Mejor calidad a cantidad.

 

El Inbound Marketing es hoy una herramienta muy utilizada para generar engagement y leads, pero parece que se está saturando al cliente con demasiada información y, al final, puede volverse en contra de lo que se pretende con esta estrategia. ¿Estamos llegando ya a ese punto de desborde o hay todavía un camino por recorrer?

Es cierto como bien dices que estamos saturados de información, yo le llamo infoxicación.

Hay que gente que escribe por escribir, sin filtrar información, con tal de hacerlo rápido y publicar un artículo en un blog, por ejemplo. Entonces caemos en mucho y malo, y al final nos saturamos con artículos que no nos llevan a ninguna parte, no aportan valor.

Hay que escribir con cabeza, pensando a quién va dirigido, cual es mi objetivo, qué le estoy resolviendo al lector y/o al posible cliente…

El contenido de calidad es el rey de la información en estos momentos y Google lo sabe y lo premia.

 

Las pymes suelen pedir resultados cuando abordan estrategias digitales. ¿Estamos en condiciones de ofrecer seguridad y rentabilidad a los clientes cuando invierten en estas herramientas o, por el contrario, es una apuesta de futuro sin certezas absolutas?

Los resultados dependen de muchos factores, y muchos no están a nuestro alcance.

Yo no garantizo nada que no sepa que soy capaz de conseguir. Suelo ponerle al cliente los pies en el suelo, y prefiero ser sincera y realista, hay cosas que se pueden predecir y cosas que no.

Lo que hoy funciona, mañana igual no…Este mercado es muy cambiante, por eso es tan importante intentar estar siempre en la cresta de la ola e ir cambiando de estrategias según se mueva el mercado. El mercado digital está más vivo que nunca.

 

Si una pyme o profesional tuviera que decidirse por una estrategia de comunicación digital y tuvieras que convencerle con pocas palabras, ¿qué le dirías?

Le argumentaría en base a beneficios y haciendo referencia a mi experiencia personal y profesional por qué esa estrategia le vendría bien a su negocio y no otra. Es bueno además nutrir la argumentación con ejemplos reales.

 

¿Puedes poner algún ejemplo de proyecto exitoso en el que has participado?

Asisto de manera asidua a nacimientos de muchas empresas, con lo que ello conlleva digitalmente. Hoy conservo aún clientes de mis comienzos y, que la gente confíe en ti con el paso del tiempo y con la competencia que tenemos en este sector, ya es todo un éxito.

 

He impartido talleres de emprendimiento digital en Almería y Jaén dentro de los proyectos:

Andalucía turismo Rural y digitalización

Taller de transformación digital para profesionales dentro del proyecto Jaén Fashion Week.

Masterclass sobre marca personal y redes sociales para la escuela y agencia de modelos ConGlamour.

Proyectos de campañas pre-electorales (entrevistas y comunicación digital)

Hace unos años cuando trabajaba para Vodafone, desarrollé unas tarifas de marketing, de las cuales 2 de las 3 que presenté se pusieron en funcionamiento.

Actualmente estoy trabajando a nivel nacional e internacional en otro tipo de proyectos, pero que, por firma de contrato de confidencialidad, no me están permitidos desvelarlos aún.

 

¿Cómo ves actualmente el sector de la consultoría de marketing y comunicación? ¿Crees que crecerá en el futuro o ves otras nuevas vías de negocio para estos profesionales? ¿Está hoy todavía vigente la comunicación y el marketing offline?

El marketing digital está creciendo y seguirá creciendo muchísimo en el futuro. Ahora mismo siguen subsistiendo estos dos canales marketing tradicional offline y online.

Y pienso que es muy bueno que estén los dos, ya que entre ambos se nutren y complementan la oferta.

 

Ahora Mónica, te propongo que mires un poco más allá del presente, digamos unos cinco años en el futuro. ¿Cómo te ves tú profesionalmente? ¿Y el sector de la consultoría de marketing y comunicación?

Pues Luis, esto es impredecible. Hace unas semanas estaba negociando proyectos bastantes grandes e interesantes, y todo marchaba a un buen ritmo. Hoy por el problema de la pandemia esta el mundo entero paralizado y no sabemos como van a reaccionar los mercados a la vuelta.

Lo importante es estar siempre activo y actualizado y, si hace falta, reinventarse. El progreso pasa por un estado constante de adaptación a los cambios para la supervivencia.

Me encantaría seguir dentro de 5 años dentro de este sector, o muy cerca.

 

Por último, me gustaría que nos trasmitieses una reflexión personal para trasmitir a empresas y profesionales de cualquier sector acerca de las posibilidades que ofrece una estrategia de marketing y comunicación, sobre todo para aquellas que no han dado todavía el paso a este tipo de actuaciones.

En esta respuesta Luis, si me lo permites, quiero dejar paso en esta reflexión a los maestros:

“Lo peligroso es no evolucionar”. (Jeff Bezos, fundador de Amazon).

“La innovación distingue a los líderes de los seguidores”. (Steve Jobs. Cofundador y presidente ejecutivo de Apple y máximo accionista de The Walt Disney Company).

 

doctoraempresa@gmail.com

Navajas multiuso en las empresas

Navajas suizas en las empresas; del multiuso a la multi-ineficiencia.

¿Quién no conoce las famosas e internacionales navajas suizas? Y quién no ha tenido alguna de ellas en algún momento. La navaja suiza es hoy casi un icono. Su historia es, además, muy interesante. Parece ser que Karl Elsner, un inventor, cuchillero y empresario suizo descubrió un buen día de 1891 que las navajas de bolsillo utilizadas por el ejército suizo estaban siendo fabricadas en Alemania. Muy disgustado, diseñó una navaja multiusos fabricada en su país, Suiza, para suministrarla al ejército. Había nacido la firma Victorinox, que en 2017 fabricó la “Original Swiss Army Knife” número 500 millones. Hoy, la empresa no solo vende navajas y cuchillos, sino que también se ha hecho un hueco en el sector de la relojería, el equipamiento para viajes, las fragancias y, recientemente, en el de la moda. Una diversificación exitosa construida alrededor de una marca reconocible y valorada. Pero Victorinox siempre será identificada con la navaja multiusos suiza por excelencia.

El problema de la navaja suiza, y si tienes o has tenido alguna lo sabrás, es que con ella puedes hacer muchas cosas (aunque no de forma óptima) y realmente cuando necesitas un buen cuchillo, una buena sierra o unas tijeras de calidad, la navaja no resulta de utilidad. Al menos a mí me ha pasado. En otras palabras, se sacrifica calidad en favor de la practicidad. Si no puedes llevarte en el bolsillo quince herramientas buenas, te llevas quince mediocres.

En mi vida profesional me he encontrado, más veces de las que me hubiese gustado, con auténticas navajas suizas integradas en la estructura organizativa de la pyme. Algunas empresas tenían navajas con dos funciones y otras con tres o más. El caso extremo son los autónomos, y dentro de este segmento, a los pequeños y emprendedores. Aquí el multiuso tiene su razón de ser debido al tamaño de la empresa y a su ámbito de actuación. Conozco a autónomos que se gestionan la contabilidad, realizan la actividad comercial y la prestación del servicio, atienden el teléfono, solventan incidencias e incluso limpian su lugar de trabajo. Son navajas suizas por obligación.

Pero si nos centramos en las pymes, el caso cambia radicalmente. No es concebible que actualmente no exista la especialización en muchas áreas funcionales, ya sean estas de producción, compras, ventas o administración. Los profesionales deben de conocer en profundidad su área de trabajo para poder desarrollar su actividad de forma óptima, no para salir del paso. Puedo poner el ejemplo de una empresa de tamaño medio en la que el jefe de fábrica y el de logística (compras y expediciones) eran la misma persona. Además de los problemas personales de gestionar tantas actividades a la vez, se generaba un importante problema de sobrecostes producidos tanto por la falta de tiempo para seleccionar proveedores u optimizar el proceso en fábrica, como por los errores en las decisiones tomadas de forma rápida y sin valoración previa. Sí, fabricación y logística funcionaban, pero con unos altísimos costes humanos y económicos.

En mi área de trabajo, el marketing y la comunicación, el problema es todavía mayor. Todavía hoy, y es triste constatarlo, estas funciones siguen estando en el rincón de las prescindibles o, en el mejor de los casos, en las que puede llevar cualquier persona de la empresa. Naturalmente, no me refiero a todas las empresas. Pero sí a muchas que, a pesar del tamaño y la presencia en el mercado, no acaban de profesionalizar este departamento. Y es normal que las funciones de marketing y comunicación las realice el propio director comercial, cuando no el director general. Como podrás adivinar, la falta de especialización en un área estratégica como el marketing aboca a esta función a la irrelevancia, cuando no al fracaso.

Hoy ya no sirve la excusa del coste para unificar departamentos en una sola persona. Si bien es cierto que tener departamentos profesionales y orientados específicamente a la función que desempeñan puede suponer una mayor dedicación de recursos, queda totalmente compensado con el ahorro en extracostes debido a una mayor eficiencia. Se eliminan errores y se consiguen objetivos más ambiciosos. Por otro lado, ya no hace falta tener en plantilla (costes fijos) a equipos completos para cada departamento. Yo siempre aplico la máxima de que cada pyme debe centrarse en lo que mejor sabe hacer, ya sea producir, investigar, transportar o prestar un servicio. El resto se puede externalizar a través de empresas colaboradoras profesionales, es decir, flexibilizando los costes según las necesidades de cada organización. Sí, el pago por uso también ha llegado a la empresa. Además, la externalización pone a disposición de las pymes equipos y recursos que no tendría al alcance con medios propios. Es una opción real que ya aplican miles de pymes, con éxito, por cierto.

Si quieres que tu organización funcione bien en todos y cada uno de los departamentos, olvídate de las navajas Victorinox. Adquiere un buen cuchillo para cortar o un destornillador en condiciones. ¡Y nunca te fallarán!

La Hora de los Valientes

La hora de los valientes…y de una nueva estrategia de marketing y comunicación.

Estamos viviendo “días extraños” como diría el gran comunicador Santiago Camacho, director del exitoso podcast homónimo. Nadie imaginaba hace solo unas semanas todo lo que estamos viviendo y padeciendo estos días y, sin embargo, aquí estamos, adaptándonos peligrosamente a una rutina excepcional, que parece poco a poco convertirse en habitual. Da lo mismo que seas estudiante, ama de casa, jubilado, autónomo o trabajador por cuenta ajena; todos sin excepción hemos transitado a un nuevo espacio vital (involuntariamente) y estamos intentando sobrellevarlo con el mejor ánimo. Pero yo ahora me acuerdo especialmente de las pymes, los empresarios y por qué no, de los emprendedores que antes de esta crisis habían empezado un nuevo proyecto con las ilusiones en lo más alto. Todos ellos me merecen el máximo de los respetos y, en estos momentos, son los que tienen que recibir todos los apoyos necesarios.

Por supuesto, la prioridad sanitaria debe estar en la línea principal de lucha, frenar en lo posible la pandemia y proteger a la población. Pero creo que esto sería limitar el alcance del problema al corto plazo. La pandemia pasará, y la crisis sanitaria también. Pero la crisis económica y social que ya se vislumbra es ya un problema que amenaza con incrustarse durante mucho más tiempo. La visión a medio y largo plazo es fundamental en estos momentos. Yo siempre insisto a mis clientes en que se debe actuar en el corto plazo pensando en el medio y largo plazo, algo que ahora mismo es, si cabe, más crucial. De hecho, la inmensa mayoría de las personas seguiremos sanas físicamente una vez pasada la pandemia, aunque por delante se haya llevado también a mucha gente. Parece ser que la letalidad real del Covid-19, algo que todavía no se conoce con certeza, está por debajo de la gripe estacional, por lo que confío en que la mayoría de nosotros estaremos al pie del cañón a la vuelta de todo.

Ahora mismo lo que toca desde el punto de vista del empresario-emprendedor-autónomo es dotarse de la tranquilidad necesaria para tomar las mejores decisiones para nuestro negocio y prepararse para la vuelta. Es hora de ser valientes, de no rendirse y de volver a confiar en la nuestra capacidad de reacción, y, como comentaba en un anterior post, de pararse a reflexionar sobre lo que vamos a hacer desde el minuto uno de nuestra reactivación. Y hay que hacerlo ahora, no la semana que viene o la siguiente. Se trata de elaborar una estrategia de reentrada en el mercado estructurada y meditada. No es tiempo de pusilánimes, hay que ser valiente y aprovechar la situación para volver con fuerza.

En mi trayectoria profesional he podido comprobar cómo el marketing era siempre la tabla de salvación a la que acuden siempre las empresas para solventar problemas de imagen, de ventas o de visibilidad en el mercado. Casi nunca una pyme te llama cuando las cosas van razonablemente bien, ahí el marketing, dicen, no les hace falta. Por desgracia, cuando las cosas van irremediablemente mal, las estrategias de marketing llegan ya demasiado tarde: los problemas estructurales de la empresa son ya muy graves, además de no contar con recursos económicos para intentar darle vuelta a la situación. Es algo parecido a la prevención de la salud. Si cuentas con hábitos saludables y tienes la mala suerte de caer enfermo, tus posibilidades de curación son más altas. Por el contrario, si por ejemplo nunca te cuidas la salud dental, llegará el día en el que tengas tantos destrozos en tu boca que no tengas otro remedio que cambiarte toda la dentadura, con el consecuente perjuicio físico y económico que conlleva.

Por tanto, estos días son esenciales para que el futuro de tu negocio vuelva a recuperarse. Son vitales. Ahora, más que nunca, se hace más necesaria una estrategia de marketing adaptada a la situación actual. Tus clientes no van a desaparecer, están ahí, como tú. Y están pasando por lo mismo que tú. Lo mismo que tus proveedores y colaboradores. Hay que sentarse, entender las nuevas reglas del mercado que aflorarán una vez pasado este trance, y elaborar un plan de acción para ejecutarlo cuando las circunstancias lo permitan. Pero hay que empezar ya a prepararlo. Soy optimista, y creo que al final la mayoría de las pymes saldrán de esta. Solo hace falta decisión…y apoyarse en las personas o empresas que puedan ayudarnos en la tarea.

Aprovecho para felicitar los cientos de iniciativas que están tomando empresas como Inditex, Seat, El Corte Inglés o Microsoft, y muchas otras pymes desconocidas, todas aportando en estos momentos sus capacidades y recursos, para contribuir a que lo que estamos viviendo dure lo menos posible y tenga el menor impacto en nuestras vidas. Seguro que sus clientes no lo van a olvidar. Ahora, más que nunca, el marketing social se está revelando como un área de actuación con un sólido presente y un gran futuro. Animo a aquellas pymes que puedan aportar algo para ayudar en esta situación -seguro que todas pueden en mayor o menor medida- a que lo intenten, ya no solo por solidaridad con la sociedad, sino porque serán recompensadas sobradamente por el mercado. En la vida hay veces en las que tenemos que dar un inesperado paso adelante. Ahora las pymes tienen esa gran oportunidad.

Te dejo este magnífico y esclarecedor artículo titulado “Contra el confinamiento de la población”, un manifiesto firmado por Juan José R. Calaza, Andrés Fernández Díaz, Joaquín Leguina y Guillermo de la Dehesa, donde se explica que la visión cortoplacista de la actual pandemia, centrada en decisiones que no cuentan con datos suficientemente contrastados, está provocando un parón total de la actividad económica y empresarial de consecuencias imprevisibles. El análisis de todo lo que está pasando debe ser ampliado al conjunto de situaciones, presentes y futuras, si queremos que este país vuelva a los niveles de actividad y prosperidad de los que hemos disfrutado en los últimos tiempos. Recomiendo su lectura.

¡Mucho ánimo a todos!

Oportunidad_para_las_pymes

La crisis del Coronavirus, una ventana de oportunidades para las pymes.

El titular puede parecerte fuera de lugar, inadecuado, incluso insensible ante el tsunami que estamos viviendo todos sin excepción estos días. No es ni mucho menos mi intención minimizar la realidad a la que nos enfrentamos, empezando por las graves consecuencias que está teniendo en la salud de todos nosotros. Todo lo contrario. La prioridad en estos momentos es cumplir estrictamente con todas las recomendaciones que marcan las autoridades para, sobre todo, minimizar el riesgo de contagio del Covid-19. Y eso pasa por cumplir un férreo confinamiento, aquellos que no tengan que salir de su domicilio por razones justificadas. Así reduciremos la cadena de contagio.

El confinamiento, sin embargo, no debe significar un aislamiento de lo que es nuestra actividad profesional. Es más, creo que debemos aprovechar esta obligada situación para poder mirar un poco más allá de lo que tenemos en primer plano, el virus, y ser capaces de dedicar el tiempo que ahora tenemos, para la reflexión y el análisis. Un gran artículo de Xavier Marcet que me han pasado recientemente, titulado “Los otros virus”, me ha hecho reflexionar y, en cierto modo, es lo que me ha llevado a escribir este post. En el artículo, Xavier comenta que “es el momento de aprender de las experiencias de estos días de pandemia para desescalar burocracias, diseñar agilidades y desaprender obsolescencias”. En definitiva, nos está diciendo que hay que replantearse cuestiones acerca de nuestro modelo de negocio que, hasta ahora, por falta de tiempo o por inercias del pasado, no habíamos siquiera imaginado. El necesario parón al que nos obliga este virus es la oportunidad para tener un tiempo de reflexión tranquila para analizar qué estamos haciendo, por qué y para qué.

Lo primero: TRANQUILIDAD. Esto es fácil decirlo, sobre todo en aquellas pymes o autónomos que hayan tenido que cerrar, bien por obligación, bien por necesidad. Ante esto, no hay que caer en la desesperación o la angustia. Esto que estamos pasando es temporal, pienso que durará menos de lo que muchos agoreros piensan y que la curva de recuperación se producirá también en un tiempo no muy largo. Afortunadamente, las familias y empresas no están sobre-endeudadas, como en 2008, y ello será clave para que la demanda se recupere antes. ¡Ah!, y no olvides el optimismo y el humor para sobrellevar al trance. ¡Hay que desdramatizar!

Segundo: AJUSTAR LA ORGANIZACIÓN A LAS CIRCUNSTANCIAS REALES. Dentro de lo posible, hay que intentar reducir el negocio a lo mínimo para que pueda operar (si es factible) en condiciones aceptables. Negociar con proveedores, ajustar plantillas, reducir stock y flexibilizar condiciones con clientes son solo algunas cosas que podemos ir implementando, al menos a corto plazo. La clave es que todos los actores que se relacionen con nuestra pyme (que están más o menos igual que nosotros) colaboren en igual medida hasta que la situación se estabilice.

Tercero: NO PODEMOS DESAPARECER SIN MÁS DEL MERCADO. Hay que comunicar a todos con los que nos relacionamos: clientes, proveedores, colaboradores, plantilla, instituciones financieras, medios de comunicación… que nuestra empresa sigue ahí, que estamos ajustando los procesos para poder seguir dando servicio (si podemos) o de restablecerlo en cuanto pase lo peor de la crisis.

A partir de estas tres primeras acciones, que ya conllevan un importante paso adelante para adaptarse a esta situación concreta y excepcional, propongo abrir un espacio para poner en cuestión nuestra idea de empresa. Tenemos que dedicar una parte de nuestro tiempo a poner en duda muchas verdades que ahora puede que no lo sean tanto. Mi impresión, y la de muchos que estoy leyendo y oyendo estos días, es que saldremos de esta con unos nuevos valores, más humanos y menos materialistas, y por eso tenemos que estar preparados ante un escenario quizás nuevo, aunque también lleno de oportunidades.

Acabo de leer una entrevista a François Chartier, actualmente el mayor experto en aromas del planeta. Su historia viene como anillo al dedo para lo que quiero explicar. François tuvo que cerrar su empresa en el año 2000 debido a una crisis. Fueron casi dos años y además cayó enfermo. Pero ese momento peligroso le hizo reflexionar, aprendió a utilizar su conocimiento de manera diferente y se abrió una oportunidad para reorganizar su vida. Hoy se acuerda de esa experiencia y la cita como un momento muy especial que le permitió emprender, con éxito, su profesión actual.

En nuestro caso concreto, tenemos que ser capaces de parar un momento y analizar qué estamos haciendo con nuestro negocio. Lo ideal es hacerse preguntas como:

  • ¿Cuál es la razón de mi negocio?
  • ¿Estoy haciendo bien las cosas? ¿Son mis procesos los correctos?
  • ¿Qué estoy aportando a la sociedad? ¿Puedo aportar otras cosas?
  • ¿Tengo al equipo que necesito? ¿Está formado y motivado?

Son solo algunos ejemplos de cuestiones que quizás nunca os habéis planteado. Pues bien, ahora es el momento de hacerlo. La sociedad que salga después de esta pesadilla que estamos viviendo quizás sea diferente a la que hemos conocido, donde de valorarán otros factores que antes nos pasaban desapercibidos. Lo que antes no tenía importancia, es posible que después sea esencial y, por el contrario, lo que antes nos parecía importante, resultará que no lo era tanto. Sé que es difícil abstraerse es una situación como la que vivimos, pero es una necesidad vital que aprovechemos el momento, que es ahora, para reconsiderar nuestra aportación como pyme a la sociedad.

No tengas miedo a que las conclusiones de tu análisis te lleven al botón de reinicio o incluso a empezar un nuevo proyecto. Las oportunidades están siempre ahí, solo hay que saber encontrarlas. Como muestra, tienes el ejemplo de empresas españolas que nacieron en plena crisis de 2008 y han sido un éxito: Monapart (2010), dedicada a la venta y alquiler de viviendas singulares, Viajabien (2009), orientada a viajes de empresa, grupos, estudiantes, incentivos… o  la cadena de restaurantes Más que Menos (2011). Dedica tiempo estos días a repensar tu negocio, será un tiempo bien invertido y quizás a la vuelta de la esquina estén esperándote nuevos e ilusionantes retos. ¡No te quedes parado!