La Inteligencia Artificial y la toma de decisiones.

¿Puede la IA sustituir a las personas en la toma de decisiones?

 

La respuesta dependerá del tipo de decisiones que se tomen.

 

Por ejemplo, en la Administración se realizan diariamente miles de procesos que únicamente tienen como fin la comprobación de ciertos parámetros para autorizar un expediente. Es el caso, por ejemplo, de ciertas subvenciones.

El expediente lo comprueba un funcionario que luego tiene que pasarlo a los niveles superiores para su firma, a veces cuatro o seis niveles en los que las personas solo tiene que estampar su firma.

Aquí claramente sí es útil la IA. No solo agiliza los procesos y evita errores, sino que elimina los niveles superiores que ya no tienen sentido (antes tampoco, pero ahora menos aun).

 

En Estados Unidos ya existe un robot dotado de IA para defender a clientes en demandas tales como multas de tráfico. DoNotPay automatiza la defensa del demandado en un juicio.

A pesar de que parece que la IA es eficiente, la han demandado «por no tener el título profesional para ejercer la abogacía».

 

Desde hace ya bastante tiempo, las empresas pueden disponer de aplicaciones de inteligencia de negocio –business intelligence– que analizan los datos de múltiples fuentes, los conectan y los presentan de forma relacionada. Con ello, los directivos pueden tomar decisiones con más seguridad, pues están basadas en datos reales y contrastados.

 

No obstante, hoy por hoy, no sabemos mañana, la IA tiene sus limitaciones.

 

Y es que son algoritmos, muy complejos eso sí, que son capaces de buscar, recopilar y relacionar miles de datos e informaciones para dar respuesta a un problema concreto. Pero ese es precisamente su límite actual.

 

Cuando se trata de explorar terrenos no basados en datos pasados, sino en experiencias, por ejemplo, la IA pierde fuerza.

 

Comprender el contexto de una situación compleja, aplicar el sentido común o la intuición, utilizar el pensamiento abstracto o tener en cuenta las emociones humanas son cosas para los que la IA hoy no está suficientemente desarrollada.

 

¿Cómo entendería una IA la sensación de bienestar que produce el sonido del mar?

 

La toma de decisiones, como por ejemplo a la hora de diseñar y aplicar una estrategia empresarial, no solo se basa en datos fríos y objetivos, sino que tiene en cuenta toda la dimensión humana que afecta igual o más que la información cuantificable.

Lo que no se puede cuantificar sigue hoy fuera del alcance de la IA. Por eso la creatividad, la innovación o el pensamiento disruptivo siguen siendo elementos que serán siendo diferenciales para cualquier organización que apueste por ellos.

 

Y en esto los humanos somos muy buenos.

 

Aunque la IA ayudará, y mucho, a mejorar las capacidades de las empresas para ser más eficientes, las personas, como siempre, serán al final las que marquen la diferencia en el mercado entre unas y otras.

Al menos hasta que la IA vuelva a dar un salto cualitativo importante en su siguientes evoluciones.

Que no lo descarto.

 

Te puede interesar…

¿Estamos perdiendo el sentido de la realidad?

Entrevista a una IA: charlamos con ella sobre estrategias de marketing y comunicación.

Año 2030, ¿El fin del marketing tal y como lo conocemos?

¡Comparte este artículo!

Comments are closed.