Cambiar la vida de las personas está más cerca de lo que pensamos.
Y también cambiar la vida de las empresas.
Para mejor.
Un email en la bandeja de entrada, una llamada de teléfono, un artículo de un blog, una persona que nos presentan, un post en LinkedIn…las oportunidades de cambio llegan por múltiples caminos.
Seguro que, en tu propia empresa, si piensas un poco, tienes bastantes ejemplos de momentos clave en los que pudiste acceder a un contacto y convertirlo en cliente.
Situaciones que parecían anodinas y que luego se convirtieron en oportunidades inesperadas.
Sí, seguro que te acuerdas de muchos de estos momentos. Porque no solo te cambiaron un poco como empresa -ganando un nuevo cliente- sino que también tú cambiaste la de ellos. Para mejor.
También yo recuerdo muchas de estas ocasiones inesperadas. Una persona que me presentan en un evento que luego fue cliente muchos años, ese contacto de LinkedIn con el que hice varios proyectos o un inofensivo email que acabó siendo uno de los mejores trabajos que he podido hacer con una pyme.
Sí, la verdad es que todos estamos, en todo momento, más cerca de las oportunidades de negocio de lo que pensamos. Cada día pasamos muy cerca de un nuevo cliente sin darnos cuenta.
Me recuerda lo que muchos astrofísicos explican cuando hablan del multiverso, la teoría que defiende la existencia de infinitos universos en otros planos dimensionales.
Estos científicos apuntan que podríamos estar tan cerca de un universo paralelo al nuestro como solo unos centímetros. Y, a pesar de que casi nos rozamos, no somos conscientes ninguno de los habitantes de cada universo de la existencia de los otros.
¿Te imaginas descubrir la manera de detectar e interactuar con esos universos paralelos?
¿Qué sorpresas nos aguardarían?
¿Cambiaría nuestra vida?
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De igual forma, el mercado al que se dirige tu empresa no es solo el que ves de forma evidente. De hecho, muchas veces es más interesante explorar otros nichos menos saturados. Y también estar muy atento a las señales que enviamos y recibimos a través de las acciones de marketing y comunicación.
La función de una estrategia de marketing y comunicación -aunque al final se traduzca en ventas y crecimiento- es la de mantener nuestra marca en la mente de nuestro público y estar atentos a las señales del mercado.
Para lograr acceder a esos universos paralelos -a esos clientes ocultos- no queda otra que analizar diferentes canales de comunicación, nuevos espacios y momentos para encontrarnos con nuestro público, generar estrategias de marketing alternativas y probar, una y otra vez.
Detrás de un email, de un comentario en las redes, de una visita a un stand en un evento o en la presentación de un libro puedes encontrarte con una inesperada oportunidad para ganar clientes.
Por eso una mente inquieta y siempre atenta a lo que se ve más allá de lo obvio es uno de los activos que todo departamento de marketing estratégico debería tener.
E igual de importante es entender que cuando consigues un cliente no le estás vendiendo tu producto o servicio, le estás cambiando la vida. Le has resuelto un problema y le estás haciendo más gratificante su día a día. Si es una organización, estarás ayudándole a optimizar su actividad y a ampliar su visión de negocio.
Y tu empresa recibe a cambio mucho más que una compensación económica. Tienes una nueva oportunidad para seguir mejorando tu oferta a otros clientes. Con cada uno de ellos aprendes a aumentar el valor de tu marca y la forma de trasmitirla al mercado.
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Por eso merece la pena hacer el esfuerzo. Puedes cambiar la vida de las personas con tu propuesta de valor. Esas personas -y empresas- están más cerca de lo que crees, y muchas seguro que apreciarían tu trabajo.
La dirección estratégica de marketing y comunicación es la mejor herramienta para conseguirlo. No hace falta que tengas a la gente apropiada para manejarla, solo necesitas el convencimiento de que es el camino adecuado.
Por suerte, tienes a muchos profesionales que te pueden ayudar a diseñar el mejor camino para descubrir los universos ocultos que están tan cerca de nosotros y no somos capaces de ver.
Y lo mejor es que ¡están deseando conocerte!
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