A nadie se nos escapa que los hoteles, tanto en la versión de ciudad (profesional / trabajo) como en la versión más lúdica, (como pueden ser los de costa, montaña o experienciales) están ahí, a la espera de que la tormenta que tenemos encima escampe.
Desde aquellos años 90 donde el precio era caro y alojarse un lujo, hasta los años 2008 al 2014 donde los pvp habían caído en picado por una falta de demanda y poca capacidad de gasto, y estos últimos años donde podemos fácilmente, online, acceder a todo tipo de tarifas adaptadas a cualquier gusto y necesidad, los hoteles han estado ahí creando valor, trabajo, acción solidaria y responsabilidad social corporativa.
Tampoco es un secreto que estamos en un sector (el turístico) que se desarrolla mejor en ciertos ambientes Macro y lleva desde el 2008 encadenando sucesivas crisis por diferentes motivos (crisis financiera – 6 años-, crisis Covid – casi 2 años-, crisis en Ucrania con la deriva en crisis energética – lo que toque-) que están haciendo que gestionar un negocio así sea una labor titánica. Ni si quiera los buenos años intermedios que tuvimos (del 2015 al apoteósico 2019) han podido quedar en el recuerdo ya que nos parecen irreales y lejanos.
En estos años de zozobra absoluta, donde los factores externos nos invaden y solo puedes – como PYME- intentar adaptar tus estructuras, costes, ingresos, objetivos, instalaciones a situaciones cambiantes, inestables, pero sin saber si podías hacer algo más, la gestión de una idea atractiva y, sobre todo, la comunicación de tus bondades se ha hecho vital.
Los hoteles somos negocios. No somos ONG que no desean ganar dinero. Nosotros necesitamos el beneficio empresarial para seguir creando empleo, estabilizar nuestros gastos y perdurar en el tiempo. Cuando hacemos cosas, pasan cosas…pero, además, debemos comunicarlas.
Desde que superamos la crisis financiera de finales del 2008 hasta finales del 2014 hemos aprendido que, aparte de hacerlo bien y reducir costes, tenemos que comunicar con exactitud donde estamos… y es ahí donde tenemos que hacer un esfuerzo suplementario en el uso del marketing. No un uso típico de comunicación publicitaria y punto, sino un marketing 360° que incluya publicidad, análisis de mercados, públicos objetivos, que haga un especial hincapié en comunicar de forma amable no las excelencias físicas de nuestros negocios sino llegar a ser experiencial. Llegar a atraer por historias, sueños, sensaciones, beneficios al bienestar. No hablar de precio ni costes sino de beneficios, valores, responsabilidad social. Una nueva labor que da buenos frutos, pero cambia el trabajo del director de hotel.
El mejor ejemplo fue la crisis del Covid, donde hubo una oleada de hoteles que se medicalizaron e hicieron una extraordinaria labor social acogiendo en sus instalaciones -sin beneficio empresarial- a enfermos, profesionales de la sanidad, lugares de coordinación etc.
En esta recientísima crisis de Ucrania con la derivada energética, volvemos a comunicar que tenemos un lado social, de ayuda al pueblo ucraniano, de cesión de habitaciones, de lugares de encuentro. Somos un sitio importante de reunión.
Esta labor social, que debemos comunicar bien, se debe unir también a la labor empresarial y gestionar este mix de sensaciones, dificultades, esperanzas llevando nuestros negocios a que sean mínimamente rentables para que, en un futuro, estabilicemos nuestras cuentas y sigamos creciendo.
La labor del director de hotel (o empresario hotelero, según sea el caso) es mezclar lo malo que estamos viviendo, como un negocio que funciona como la Bolsa de Valores, con las necesidades que debemos cubrir de nuestros clientes y ciudades, junto con modelos nuevos de alojamiento y las nuevas tecnologías para ser una empresa más que es muy reconocida.
Acabo de integrar en mi escrito las nuevas formas de alojamiento distintas a las hoteleras clásicas, que no son más que una expresión de las necesidades de una parte del mercado, de obtener rentabilidades a bienes inmuebles que estaban en desuso, la inmediatez del consumo actual y el gusto por las cosas distintas que estamos disfrutando ahora.
Como ejemplo de esto podríamos hablar de:
- Apartamentos Turisticos (donde convive la familia y ahorra costes cocinando, aunque esté de finde en una ciudad diferente a la habitual).
- Las casas rurales para grupos de 8 a 16 personas que quieren ser burbuja y estar alejados de otras interacciones.
- Los hoteles de coworking (espacio de trabajo efímero donde se comparte, no solo el sitio, sino hosteleria, wifi, contactos, interacción social).
- Los establecimientos que se estan especializando en estancias para los nómadas digitales (necesitan habitaciones siempre con terraza, escritorios amplios, wifi poderoso, tarifas dadas en función, no de días, sino de semanas o meses, posibilidad de cancelación inmediata para cambiar de lugar de residencia, Kichenette para cocina básica, cafetera).
- Con mucho menos recorrido han estado los hoteles medicalizados (¡¡Gracias a Dios!!) que necesitaban habitaciones diáfanas, sin muebles, ni telas, ni adornos.
- El Glamping, aquellos campings de antaño que eran la esencia de barato, sencillo, familiar, natural, se están acercando al público de parejas, que tiene caravanas de auténtico lujo, necesitan sitios con vistas espectaculares, espacios distintos, servicios premium (tiendas con catalogo de productos de alta gama, comida gourmet…).
Todo ello hace que, el sector hotelero (y de la industria del alojamiento) esté permanentemente en una continua evolución hacia algo muy distinto a lo que eran los hoteles antes, que lo hacen fascinante a quien le gusten los retos, pero que puede espantar a quien quiera invertir un dinero y obtener una mera rentabilidad.
No es un sector para asustadizos, sino para gente activa, atrevida, desafiante, comunicadora, que quiera recibir mucho, pero también dando mucho.
¿Quién es Morey Pérez Yntriago?
Actual responsable de Turismo de Bodegas Ramon Bilbao y vicepresidente de la Asociación Española de directores de Hotel, es un profesional del mundo de los hoteles que, nacido en Bilbao, pero afincado en La Rioja desde 1999, ha dirigido dos hoteles en Logroño capital – Hotel Ciudad de Logroño y Hotel Las Gaunas- y en los alrededores – Hotel Viura-.
En su vida profesional ha estado conjugando la actividad relacionada con los hoteles con la formación de nuevos talentos y trabajadores en el sector, así como con la labor asociativa.