Aunque estemos en verano y tengamos la sensación de que todo va más lento, el calendario sigue su curso y ya estamos de nuevo casi en el inicio de una nueva etapa. Cierto es que hemos pasado por una verdadera montaña rusa en estos últimos meses y todos en mayor o menor medida hemos sufrido los efectos de la crisis sanitaria. Pero, como todo en la vida, nada dura eternamente y siempre llega el final…y un nuevo inicio.
En estos días de calor, con la actividad muy reducida, tenemos más tiempo para reflexionar sobre nuestra situación personal y profesional, hacer un ejercicio crítico de lo que ha pasado, cómo hemos respondido al escenario tan especial que nos ha tocado vivir y qué caminos podemos seguir a partir de ahora.
Noto sin embargo una cierta apatía en muchas de las pymes, no en todas desde luego, como una sensación de abatimiento y de resignación. La situación evidentemente no es para estar contentos, pero no dar batalla en estos momentos es la peor de las opciones. Veo con preocupación a muchas empresas y sectores clamando por ayudas económicas al Gobierno. Y no, no es que esté en contra de que el Estado ayude a salir del bache a las pymes, en especial las que son viables, pero si esta es la solución que ven los empresarios para el futuro de sus organizaciones, me parece vamos en una dirección equivocada.
El futuro de nuestras empresas, sean pequeñas o grandes, está en nosotros mismos, en nuestra capacidad de sacrificio y en nuestras propias fortalezas. Sí, parece que es un falso optimismo, pero es la realidad. La historia de las últimas crisis nos ha dejado muchos ejemplos de cómo las pymes han superado con éxito períodos convulsos, y siempre han salido adelante contando con su potencial para reformular su negocio y su propuesta de valor al mercado. Soy de los que apuestan por la iniciativa de las personas y creo que la capacidad para superar las adversidades es mucho más alta de lo que pensamos. No busquemos las soluciones en terceros, somos nosotros los que manejamos el timón de nuestra empresa.
Y septiembre está a la vuelta de la esquina. ¿Tienes ya trazada tu ruta empresarial? Porque el tiempo pasa, las soluciones no llegan solas y, como te decía, tienes el mando absoluto de tu futuro. La crisis pasará, sin duda, lo que ahora tienes que plantearte es qué papel jugará tu organización a partir de ahora. ¿Vas a hacer lo mismo? ¿Cambiarás algo? ¿Reforzarás algún aspecto que consideras esencial? ¿Apostarás por nuevos caminos? ¿Con que gente vas a contar? Preguntas que tienes que responder cuanto antes y esbozar las líneas de lo que será la nueva versión de tu pyme.
Ten presente que para llegar a la nueva meta no estarás solo. Además de tu equipo, tienes a muchos otros colaboradores que pueden ayudarte, y mucho, a salir de nuevo al mercado en buenas condiciones. Explora todas las posibilidades, contacta con las personas y empresas que creas que pueden aportarte una visión diferente y, ante todo, confía en ti mismo.
Si no lo has leído antes, te recomiendo esta reflexión de Begoña de la Torre, seguro que descubres que hay dentro de ti un potencial de crecimiento sin aprovechar. Una inyección de optimismo.
Y también, como complemento a esta entrada, un interesante artículo de Marisol García, experta en marketing y comunicación digital, que nos habla de la importancia de tener un propósito personal y de empresa para alcanzar nuestros objetivos. Descubrirás además el concepto de “Eudaimonia” para lograr poner en acción todo nuestro potencial como humanos.
Aprovecha estos días para tranquilizar y serenar tu mente y trazar el camino que quieres seguir en los próximos meses. Dedica tiempo a pensar en tu futuro, está a tu alcance. Solo tienes que confiar en tus fuerzas y tener presente que la crisis pasará y que tu empresa tiene que estar ahí para seguir dando la batalla. No lo intentes…hazlo. Y si necesitas ayuda, ya sabes dónde encontrarla.
¡Felices días!
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