Colaborar siempre es sinónimo de aunar los recursos y capacidades de un grupo de personas o entidades con el fin de alcanzar un objetivo común que beneficie a todos los integrantes. Es una clásica estrategia que, a pesar de que está probado que genera un alto valor añadido, no es fácil de instrumentar, por lo que tampoco es habitual que se practique en las pymes.
En el ámbito interno de la empresa, si es verdad que se ha realizado un gran avance en la implantación de herramientas para facilitar la colaboración, tanto de los equipos de trabajo de la propia organización, como con otros agentes externos, como proveedores, clientes, partners o colaboradores. Intercambiar información multidireccional aporta un valor a la organización que no sería posible sin esa colaboración. Muchos estudios avalan este tipo de estrategias internas, como los realizados por McKinsey, que revelan que el uso óptimo de las herramientas de colaboración puede duplicar el valor potencial de una empresa e incrementarla productividad laboral hasta un 25%. Además, se generan importantes beneficios en términos de innovación, gracias al potencial agregado de muchas personas. Ahora se trata de dar un paso más en la estrategia de colaboración y mirar al mercado, a otras pymes que pueden ser aliadas nuestras a través de estrategias comunes con las que todas salgan beneficiadas.
Algunos ejemplos de colaboración entre empresas
Biotherm, empresa dedicada al cuidado de la piel y Renault, la firma francesa de vehículos, han colaborado en un proyecto para crear un concepto de coche que cuide tanto el medio ambiente como la salud de sus ocupantes. Cada empresa aporta su know-how para dar a luz eta nueva idea de automóvil. El Renault ZOE es el resultado de esta primera colaboración.
Otro ejemplo de colaboración empresarial es el de Microsoft y Toyota. La tecnología de la multinacional norteamericana, basada en la nube, proveerá de sistemas telemáticos avanzados a todos los clientes de Toyota que hay en el mundo. Un proyecto en el que las dos firmas salen claramente beneficiadas.
Tienes muchos más ejemplos de colaboración empresarial exitosa en el dossier 50 ejemplos de colaboración empresarial, de Teresa Turiera y Susanna Cros.
En España, por ejemplo, tenemos el caso de éxito de Plus Berries, una comercializadora de frutos rojos y berries de Huelva, que está formada por seis empresas productoras, para afrontar con garantías el proceso de internacionalización gracias a una mayor capacidad de inversión conjunta. Un ejemplo de que, en este caso, la suma de seis empresas da como resultado mucho más que seis.
¿Qué formas de colaboración son las más habituales?
Dependiendo del objetivo que se persiga, existen múltiples formas de organizar una colaboración entre empresas, algunas incluso con reconocimiento jurídico. Las más habituales son:
El Consorcio.
Se trata de la creación de una empresa en la que participan varias firmas, que tiene como fin abordar un proyecto que por complejidad, coste o dimensión trasnacional supera las capacidades de una única organización de forma aislada. Tiene una duración determinada, fijada por el proyecto de que se trate, y la participación de cada empresa se fija detalladamente en el planning del proyecto. El ejemplo más conocido aquí en Europa es el Consorcio Airbus, dedicado al diseño y fabricación de aeronaves civiles y militares, en la que participan firmas del sector de varios países, incluido España, a través de CASA. Es un caso en el que probablemente no se encuentre tu organización.
Clústers
Se trata de agrupaciones de empresas del mismo sector o afines que comparten unos objetivos comunes. La finalidad de los Clústers es sobre todo la capacidad conjunta para abordar proyectos de innovación, que sean beneficiosos para el conjunto de miembros. Cada empresa aporta su conocimiento específico en un área concreta y lo suma al resto de organizaciones en proyectos concretos. También cumplen una función formativa para todos los socios y de difusión de sus trabajos en toda la sociedad.
En La Rioja tenemos un buen ejemplo en el Clúster de Automoción, que tiene como finalidad comprometer a todos los actores que operan en el sector de automoción y auxiliar de La Rioja para promover a éste como centro de excelencia dentro del mercado y contribuir al fomento de la investigación, el desarrollo y la innovación en el sector de la automoción y, en definitiva, en el fomento del desarrollo económico, social y tecnológico de La Rioja.
Para muchas pymes, pertenecer a un Clúster significa tener acceso a proyectos innovadores que antes estarían fuera de su alcance, así como a una amplia base de conocimiento del sector que redunda, sin lugar a dudas, en un fortalecimiento de su músculo empresarial. Es una alternativa colaborativa de primer orden.
Asociaciones
Este tipo de agrupaciones suele realizarse sobre todo para defender los intereses comunes de los miembros ante la Administración u otros organismos. A veces también realizan acciones de promoción y suelen tener servicios comunes compartidos (compras agrupadas, asesorías…). La he puesto como ejemplo de colaboración porque realmente tiene esa función, aunque no tiene un valor estratégico para la empresa miembro, a diferencia por ejemplo de los Clústers.
Benchmarking
El benchmarking es una forma de cooperación entre empresas entre las que cada una aporta las mejores prácticas en procesos (innovación, producto, fabricación, distribución…) y los compara con las referencias de su sector (aunque pueden ser de otros). El objetivo es una mejora de la calidad en los parámetros en los que se compara. El benchmarking puede ser realizado por una empresa (comparándose con las referencias) o bien -de acuerdo mutuo- ser realizado por un grupo de ellas (benchmarking colaborativo). En este caso, el resultado del proyecto beneficiaría a todas las empresas participantes. Es una herramienta parecida al Clúster, aunque en este caso está enfocada a áreas de trabajo muy definidas. Si crees que en tu organización se pueden hacer mejor las cosas, siempre es valioso realizar un proceso de benchmarking comparando tus prácticas con aquellas pymes que tengas como referencia, incluso aunque no sean de tu sector.
Por ejemplo, puedes aprender cómo una firma como ZARA optimiza su logística de distribución para compararla con la tuya. O fíjate en los procesos de creación de nuevos productos en otras firmas y compáralos con los tuyos. ¿Son mejores? Muchas veces, esta labor de benchmarking revela oportunidades insospechadas.
Alianzas
El término alianza hace referencia a un acuerdo estratégico entre una o más empresas que tiene como fin un objetivo común. Suele tener una duración determinada y establece de firma muy clara la aportación y el beneficio de cada firma dentro del acuerdo. En realidad, es como un contrato de colaboración, por lo que abarca infinidad de tipologías. Dentro de esta categoría el tipo de acuerdo entre las partes puede ser de todo tipo: comercial, de fabricación, de marketing, de I+D…
Por ejemplo, un fabricante de paneles solares y otro de seguidores comparten el mismo público objetivo. Pueden establecer una alianza comercial para ofrecer un producto completo (panel + seguidor) de manera conjunta. De esta forma pueden acudir al mercado con una oferta más redonda. Incluso si están en áreas de mercado diferentes, pueden intercambiarse clientes, y así cada empresa puede abordar un mercado que antes no tenía.
En el ámbito de la distribución también se suelen realizar alianzas estratégicas. Consiste en compartir la red de distribución de una empresa por parte de otras. La empresa que posee la red gana volumen y las otras ganan presencia en el mercado. Por ejemplo, Correos y Amazon tienen un acuerdo estratégico para que la empresa española realice entregas de la paquetería de la norteamericana. Una alianza ganadora.
Otro ejemplo es una alianza para el lanzamiento de un nuevo producto. Tienes el ejemplo de Dunkin’ Coffee y Oreo, que diseñaron un nuevo sabor de café con las conocidas galletas americanas. Suman la potencia de dos marcas muy reconocidas en una acción conjunta muy llamativa.
¿Cómo puede mi empresa analizar una posible estrategia de colaboración?
El primer paso, necesario, para poder abordar una estrategia de colaboración es conocer muy bien tu propia empresa. Muchas pymes, incluso con muchos años de trayectoria, desconocen sus fortalezas y debilidades, lo que son, y lo que son capaces de ser. Esto se logra a través de auditorías internas, generalmente realizadas por consultoras externas. Pero es el punto clave para acometer una posible estrategia de colaboración.
El segundo paso es tener claro el objetivo de tu organización, con una visión a medio y largo plazo. ¿conquistar nuevos mercados? ¿crear nuevos productos? ¿fortalecer la marca? ¿llegar a nuevos clientes?
En función del resultado de lo anterior, ya sabes quién eres, lo que puedes ofrecer y hacia donde quieres ir en el futuro. A partir de este momento, ya puedes explorar posibles colaboraciones con otras empresas.
- Selecciona empresas que tengan una dimensión parecida a la tuya.
- Investiga cada una de ellas: valores, objetivos, estructura, logros, reputación…
- Estudia qué aspectos de esas empresas pueden aportar algo a la tuya, ¿maquinaria? ¿red comercial? ¿experiencia en mercados internacionales?…
- Analiza lo que puedes ofrecer a estas pymes poniéndote en su lugar (tus capacidades más destacadas).
- Valora opciones de colaboración y fórmulas para llevarlas a cabo (no es lo mismo una alianza que un clúster).
- Selecciona una opción que no conlleve riesgos (realiza un acuerdo “de prueba”).
- Valora lo resultados.
Ten en cuenta que cualquier fórmula de colaboración implica siempre algún riesgo. Puede salir mal por muchos motivos: exceso de expectativas, incompatibilidad de la cultura empresarial, falta de coordinación o de implicación. Por eso la prudencia siempre debe guiar tus decisiones.
Los clústers suelen ser una buena opción para las pymes, pues siempre la transferencia de conocimiento revierte positivamente en sus socios. Si te animas, en este enlace puedes buscar por sector de actividad los clústers empresariales que hay activos en España. Además, las Administraciones Públicas suelen apoyar etas iniciativas con subvenciones muy interesantes.
Y las alianzas estratégicas también son muy interesantes, ya que se hacen siempre a medida de los socios contratantes y limitan el campo de colaboración para evitar posibles fallos o problemas en el conjunto de la organización. Es una buena herramienta para las pymes que quieran hacer algo distinto para conseguir objetivos a través de caminos que no ha explorado, y que pueden reservarle muchas sorpresas positivas.
¿Te animas a diseñar tu propio plan de colaboración empresarial?