Estamos viviendo “días extraños” como diría el gran comunicador Santiago Camacho, director del exitoso podcast homónimo. Nadie imaginaba hace solo unas semanas todo lo que estamos viviendo y padeciendo estos días y, sin embargo, aquí estamos, adaptándonos peligrosamente a una rutina excepcional, que parece poco a poco convertirse en habitual. Da lo mismo que seas estudiante, ama de casa, jubilado, autónomo o trabajador por cuenta ajena; todos sin excepción hemos transitado a un nuevo espacio vital (involuntariamente) y estamos intentando sobrellevarlo con el mejor ánimo. Pero yo ahora me acuerdo especialmente de las pymes, los empresarios y por qué no, de los emprendedores que antes de esta crisis habían empezado un nuevo proyecto con las ilusiones en lo más alto. Todos ellos me merecen el máximo de los respetos y, en estos momentos, son los que tienen que recibir todos los apoyos necesarios.
Por supuesto, la prioridad sanitaria debe estar en la línea principal de lucha, frenar en lo posible la pandemia y proteger a la población. Pero creo que esto sería limitar el alcance del problema al corto plazo. La pandemia pasará, y la crisis sanitaria también. Pero la crisis económica y social que ya se vislumbra es ya un problema que amenaza con incrustarse durante mucho más tiempo. La visión a medio y largo plazo es fundamental en estos momentos. Yo siempre insisto a mis clientes en que se debe actuar en el corto plazo pensando en el medio y largo plazo, algo que ahora mismo es, si cabe, más crucial. De hecho, la inmensa mayoría de las personas seguiremos sanas físicamente una vez pasada la pandemia, aunque por delante se haya llevado también a mucha gente. Parece ser que la letalidad real del Covid-19, algo que todavía no se conoce con certeza, está por debajo de la gripe estacional, por lo que confío en que la mayoría de nosotros estaremos al pie del cañón a la vuelta de todo.
Ahora mismo lo que toca desde el punto de vista del empresario-emprendedor-autónomo es dotarse de la tranquilidad necesaria para tomar las mejores decisiones para nuestro negocio y prepararse para la vuelta. Es hora de ser valientes, de no rendirse y de volver a confiar en la nuestra capacidad de reacción, y, como comentaba en un anterior post, de pararse a reflexionar sobre lo que vamos a hacer desde el minuto uno de nuestra reactivación. Y hay que hacerlo ahora, no la semana que viene o la siguiente. Se trata de elaborar una estrategia de reentrada en el mercado estructurada y meditada. No es tiempo de pusilánimes, hay que ser valiente y aprovechar la situación para volver con fuerza.
En mi trayectoria profesional he podido comprobar cómo el marketing era siempre la tabla de salvación a la que acuden siempre las empresas para solventar problemas de imagen, de ventas o de visibilidad en el mercado. Casi nunca una pyme te llama cuando las cosas van razonablemente bien, ahí el marketing, dicen, no les hace falta. Por desgracia, cuando las cosas van irremediablemente mal, las estrategias de marketing llegan ya demasiado tarde: los problemas estructurales de la empresa son ya muy graves, además de no contar con recursos económicos para intentar darle vuelta a la situación. Es algo parecido a la prevención de la salud. Si cuentas con hábitos saludables y tienes la mala suerte de caer enfermo, tus posibilidades de curación son más altas. Por el contrario, si por ejemplo nunca te cuidas la salud dental, llegará el día en el que tengas tantos destrozos en tu boca que no tengas otro remedio que cambiarte toda la dentadura, con el consecuente perjuicio físico y económico que conlleva.
Por tanto, estos días son esenciales para que el futuro de tu negocio vuelva a recuperarse. Son vitales. Ahora, más que nunca, se hace más necesaria una estrategia de marketing adaptada a la situación actual. Tus clientes no van a desaparecer, están ahí, como tú. Y están pasando por lo mismo que tú. Lo mismo que tus proveedores y colaboradores. Hay que sentarse, entender las nuevas reglas del mercado que aflorarán una vez pasado este trance, y elaborar un plan de acción para ejecutarlo cuando las circunstancias lo permitan. Pero hay que empezar ya a prepararlo. Soy optimista, y creo que al final la mayoría de las pymes saldrán de esta. Solo hace falta decisión…y apoyarse en las personas o empresas que puedan ayudarnos en la tarea.
Aprovecho para felicitar los cientos de iniciativas que están tomando empresas como Inditex, Seat, El Corte Inglés o Microsoft, y muchas otras pymes desconocidas, todas aportando en estos momentos sus capacidades y recursos, para contribuir a que lo que estamos viviendo dure lo menos posible y tenga el menor impacto en nuestras vidas. Seguro que sus clientes no lo van a olvidar. Ahora, más que nunca, el marketing social se está revelando como un área de actuación con un sólido presente y un gran futuro. Animo a aquellas pymes que puedan aportar algo para ayudar en esta situación -seguro que todas pueden en mayor o menor medida- a que lo intenten, ya no solo por solidaridad con la sociedad, sino porque serán recompensadas sobradamente por el mercado. En la vida hay veces en las que tenemos que dar un inesperado paso adelante. Ahora las pymes tienen esa gran oportunidad.
Te dejo este magnífico y esclarecedor artículo titulado “Contra el confinamiento de la población”, un manifiesto firmado por Juan José R. Calaza, Andrés Fernández Díaz, Joaquín Leguina y Guillermo de la Dehesa, donde se explica que la visión cortoplacista de la actual pandemia, centrada en decisiones que no cuentan con datos suficientemente contrastados, está provocando un parón total de la actividad económica y empresarial de consecuencias imprevisibles. El análisis de todo lo que está pasando debe ser ampliado al conjunto de situaciones, presentes y futuras, si queremos que este país vuelva a los niveles de actividad y prosperidad de los que hemos disfrutado en los últimos tiempos. Recomiendo su lectura.
¡Mucho ánimo a todos!