En una reunión de directivos de la empresa Colgate se discutía sobre la mejor estrategia para aumentar las ventas de pasta dentífrica. Después de varios días de reuniones, un empleado les dio la solución: aumentar un poco el diámetro de la boca del tubo para que así el cliente (inconscientemente) se sirviera más cantidad de pasta. La sugerencia se puso en práctica y fue un éxito: las ventas aumentaron sensiblemente.
Una conocida línea aérea se planteaba cómo reducir los costes generales de la compañía. Se barajaban varias opciones: reducción de personal, ahorro en costes de mantenimiento, reducir publicidad…La propuesta final la dio un empleado de la compañía: quitar de los menús de vuelo las aceitunas que se ponían de aperitivo en cada comida. Resultado: miles de dólares al año de ahorro sin necesidad de recortes traumáticos y sin merma de la calidad en el servicio (al fin y al cabo, ¿quién echa de menos unas aceitunas?).
Son sólo dos ejemplos reales de la capacidad creativa de las personas cuando se les da la oportunidad de contribuir con sus ideas de mejora en las organizaciones. Parece sencillo, pero plantear estas propuestas es muy difícil cuando los que tienen que hacerlo se ven influidos por el día a día de los propios problemas de su área de trabajo y están contaminados por una cultura empresarial dada. Sus cerebros trabajan con una lógica aprendida y utilizada durante muchos años que da como resultado un pensamiento vertical: problema – causa – solución. Las decisiones se toman basándose en la experiencia y en la intuición. En el fondo, este tipo de razonamiento se encuentra limitado por todos estos factores.
Pensar como un niño, ¿por qué no?
Seguro que has escuchado la frase “en este sector ya está todo inventado”. Suele decirse cuando alguien se da por vencido y no es capaz de generar ideas o estrategias innovadoras. Nada más lejos de la realidad. En el sector del taxi, todo estaba inventado…hasta que llegan Uber o Cabify. Las tiendas de muebles sufrieron una convulsión con la llegada de IKEA. La restauración si es cierto que ha ido evolucionando, pero algunas empresas como Grupo Paraguas, y en plena crisis, reinventa el concepto de restaurante (algún día os hablaré de esta firma, para mí un ejemplo de un marketing y comunicación excepcional). Luego, ¿qué piensas? Pregúntate si en tu sector está todo inventado ya…o no.
No conozco la clave para que surjan las ideas novedosas, pero si te puedo decir cual es el entorno adecuado para que estas puedan aflorar. En el título de este párrafo decía que hay que pensar como un niño para liberarnos de ataduras culturales a la hora de innovar. Alguien dijo que “un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido”, y creo que tiene mucho de cierto. Los niños siempre preguntan por qué una cosa es como es, y no es de otra forma, cuestionan todo. Y cuando les pides soluciones a un problema son hipercreativos, pues piensan más en divertirse que en no decir algo inadecuado. No están limitados por un proceso de razonamiento vertical y se abren a cualquier tipo de posibilidad, por extraña que esta sea. Estos procesos mentales se han definido en el mundo del marketing como Lateral Thinking (Pensamiento Lateral) que busca romper con el esquema tradicional de razonamiento. Las sesiones de pensamiento lateral en las empresas son un excelente ejercicio que, si está bien organizado (existe un procedimiento para hacerlo correctamente), es una forma ideal para crear ese entorno adecuado para el surgimiento de ideas verdaderamente rompedoras. Es volver a pensar como harían los niños. ¿Que no lo has hecho nunca? Pues te recomiendo que valores ponerlo en práctica. Es más, creo que debería ser una práctica periódica en las empresas, y tiene aplicación en cualquier área, producción, administración, ventas…aunque la que a mí me interesa es la de marketing y comunicación.
Descubrir el potencial innovador de tus equipos.
Y voy ya con la explicación al título de mi post. Todos sabemos que en las empresas normalmente las decisiones las toma el comité de dirección, cuando no solo el director general/propietario. Puede que esto deba ser así, pero ello no excluye que en la mejora de la empresa puedan participar todos los empleados, sí, hasta ese en el que estás pensando. La cultura japonesa, con una larga tradición de pertenencia a la empresa como familia, facilita que los empleados aporten a la compañía cuantas sugerencias tengan, creando un vínculo muy fuerte entre ambos. En el mundo occidental, sin embargo, la cosa no va más allá del clásico buzón de sugerencias (antes físico, hoy alojado en la intranet). Pero no hay realmente una cultura participativa real, no se ha creado ese espacio abierto creativo, y no nos damos cuenta de cuanto potencial estamos perdiendo en el camino.
Sin embargo, sí existen algunas organizaciones (lamentablemente solo las más grandes) que han dado pasos para dar voz a todos sus empleados. Lo más habitual es utilizar los canales de comunicación interna, pero lo más eficaz es la creación de equipos multidisciplinares de innovación. Son grupos de unas seis personas (no conviene que haya muchos más) que se reúnen de forma periódica para dar solución a un reto concreto (cada vez uno y solo uno). El proceso de replica en otros grupos y luego se organiza una sesión donde un portavoz de cada grupo expone los resultados. Como las reuniones son abiertas e informales, las ideas se generan con más facilidad. ¿Qué se consigue con este sistema?
- Afianzar el espíritu de equipo.
- Dar confianza a las personas y ofrecer un espacio para poner en práctica sus capacidades.
- Generar un espacio propicio para la innovación.
Solo con lo anterior, este sistema de trabajo ya sería rentable para la empresa. Pero si además algunas de las ideas son factibles y, llevadas a la práctica, generan un valor para la organización, entonces sería un éxito. Si no conocemos el potencial de nuestros equipos, difícilmente podemos aprovecharlo.
Te animo a que te preguntes por todas estas cuestiones, y si crees que ya todo está inventado. En tu empresa puedes tener las mejores ideas y no saberlo. Está en tu mano descubrirlo.
Mándame tus comentarios si quieres.